Una de las escalas más rocosas en el camino de México rumbo al Mundial de Qatar 2022 tuvo lugar esta noche en El Salvador. Como históricamente ha sucedido, el Cuscatlán se convirtió en una olla de presión dispuesta a estallar en contra del Tricolor, pero que en realidad en la cancha tenía pocos argumentos para hacerlo.

La efervescencia de la grada salvadoreña que hasta antes del juego era todo fiesta y pasión, se diluyó poco a poco con lo que pasaba sobre el campo, en donde México no era abrumadoramente superior, pero sí controlaba con mayor sentido la pelota al tiempo de maniatar con lujo de facilidad al equipo local.

 

Sin hacer demasiado en el tramite del cotejo, el equipo nacional logró ponerse en ventaja. Héctor Moreno recordó que el Cuscatlán se le da bien y se agregó al ataque en un tiro de esquina para ganarle el duelo por aire a los zagueros salvadoreños, conectar de cabeza y poner la pelota lejos del alcance del arquero Mario Antonio Martínez.

A partir de ese momento, la Selección navegó con relativa tranquilidad en el encuentro, aunque con entradas duras del rival, particularmente una barrida con los tacos por delante de Portillo sobre Luis Romo que bien ameritaba una tarjeta roja, pero el silbante decidió dejarla en tarjeta amarilla.

 

 

Ya en el complemento, el Tricolor encontró un panorama todavía más claro por momentos. Mario Jacobo jaló a Funes Mori en los linderos del área y aunque la acción parecía no ameritar una expulsión directa, el árbitro lo decretó así, tal vez en compensación por la patada a Romo de la primera parte.

Pese a la superioridad numérica, México no se aproximaba al área de El Salvador y daba la impresión de que solamente sobrellevaba el juego. Además, una desconcentración total de Néstor Araujo emparejó la situación al menos en lo numérico. De manera increíble, el central mexicano que tenía una amonestación a cuestas, le tiró un manotazo a Enrico Hernández en la mitad de la cancha, en una jugada de nulo peligro, pero eso le valió la segunda tarjeta amarilla e irse temprano a las regaderas. El juego se quedaba 10 contra 10 con poco más de 20 minutos por delante.

Sobre la hora y tras un partido para el olvido en lo colectivo, Raúl Jiménez fue derribado dentro del área salvadoreña. El árbitro no dudó en señalar la pena máxima y el propio delantero se encargó de ejecutar con la sobriedad que lo caracteriza para engañar al arquero y así sentenciar el 2-0 definitivo que devolvió a México al liderato del Octagonal.

El Tricolor se llevó tres puntos valiosos de Cuscatlán, silenció la casa de los salvadoreños, pero en un plano objetivo, volvió a tener una actuación que dejó dudas y con carencias en lo general.