Desde Bogotá, Diego Maradona se tomó el tiempo para homenajear al escritor uruguayo tras su fallecimiento. “Gracias por enseñarme a leer el fútbol”, resumió el diez. 
 Eduardo Galeano fue, posiblemente, quien mejor pudo definir el cóctel explosivo que representa a un futbolista tan polémico como maravilloso, que se alejó del ejemplo que proponen los manuales y levantó en donde nada había un imperio que lleva su nombre paseando por el mundo. 
 “Maradona venía cometiendo desde hacía años el pecado de ser el mejor, el delito de denunciar a viva voz las cosas que el poder manda callar y el crimen de jugar con la zurda, lo cual, según el Pequeño Larousse Ilustrado, significa ‘con la izquierda’ y también significa ‘al contrario de como se debe hacer&apos;”, escribió Galeano cuando todavía lo habitaba el dolor por ver como limpiaban al argentino del Mundial de Estados Unidos. 
 Con la mentalidad de niño que todavía conserva, esa que destruye a quien lo ataca y endiosa a quien lo mima, el diez se tomó un tiempo durante una conferencia en Bogotá para recordar a uno de sus más sinceros admiradores. “Gracias por enseñarme a leer el fútbol”, expresó un Maradona conmovido. 
 Y Galeano no sólo le enseñó a leer el juego, también se convirtió en un espejo para que Dios pudiera leerse a sí mismo. “Se convirtió en una especie de Dios sucio, el más humano de los dioses, eso explica la veneración universal que él conquistó más que ningún otro jugador. Un Dios sucio, que se nos parece: mujeriego, parlanchín, borrachín, tragón, irresponsable, mentiroso, fanfarrón, pero los dioses por muy humanos que sean no se jubilan”, relata el uruguayo en El 10 en vida. 
 Maradona no siempre aceptó estas palabras, pero nunca dudó de la sinceridad que las atraviesa. Y con igual franqueza le devolvió, a su modo, la caricia: “Gracias por luchar como un 5 en la mitad de la cancha y por meterles goles a los poderosos como un 10. Gracias por entenderme, también. Gracias, Eduardo Galeano: en el equipo hacen falta muchos como vos. Te voy a extrañar”. 
 +Maradona y Messi, la debilidad de Galeano 
 
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Despidió a Galeano con su sello

Despidió a Galeano con su sello - Bolavip

El escritor uruguayo falleció esta mañana a los 74 años en el sanatorio Casnu 2, en Montevideo, donde se encontraba internado desde la semana pasada. 
 Nació en la República Oriental del Uruguay un 3 de septiembre de 1940. Pero su pasaporte lo describe como oriundo del continente entero. En 1971 publicó Las venas abiertas de América Latina, y desde entonces lo incorporamos como parte de nuestra sangre. 
 Porque mejor que nadie le pudo contar nuestra situación al mundo. Los excesos que provocaron los europeos tras el descubrimiento de América. ¿Descubrimiento? Bueno, para ellos, que al parecer gustan de apropiarse y destruir lo que encuentran por ahí. 
 Porque América estaba habitada, no había ningún desierto aquí. El genocidio del que poco se habla, el más grande de la historia, es el que provocó el europeo cuando llegó a estas tierras, a las que colonizó y condenó para siempre. Gracias a Galeano pudimos, y mucho de ellos también, tomar conciencia de esto. 
<blockquote> Su estilo siempre estuvo cruzado por sus raíces de periodista, un experto en el género documental. </blockquote>
 Pero no sólo le agradecemos su trabajo como Latinoamericanos, sino también como futboleros. Porque hubo cierto tiempo en que los intelectuales y el fútbol eran enemigos. Pero Galeano fue uno de los pocos en romper esa barrera, en meterse en lo más profundo de la cultura popular para poder narrarla y describirla con altura. 
 Ya había escrito Su majestad el fútbol en 1968 y en 1995 se consagró con Fútbol a sol y sombra, un decálogo que no puede faltar en cualquier biblioteca. Un repaso por los distintos personajes del fútbol, Mundiales y sus figuras. Microrelatos que atraviesan el deporte más hermoso del mundo. 
<blockquote class="flotarDerecha"> Lo lloran en el Club Nacional de Footaball, el cuadro de su corazón. </blockquote>
 Cómo no vamos a extrañar así, a alguien que pudo poner en un texto una situación tan inexplicable, como la locura que nos genera un gol. 	 
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 El gol, en Fútbol a sol y sombra, por Eduardo Galeano. 
 El gol es el orgasmo del fútbol. Como el orgasmo, el gol es cada vez menos frecuente en la vida moderna. Hace medio siglo, era raro que un partido terminara sin goles: 0 a 0, dos bocas abiertas, dos bostezos. Ahora, los once jugadores se pasan todo el partido colgados del travesaño, dedicados a evitar los goles y sin tiempo para hacerlos. El entusiasmo que se desata cada vez que la bala blanca sacude la red puede parecer misterio o locura, pero hay que tener en cuenta que el milagro se da poco. El gol, aunque sea un golecito, resulta siempre gooooooooooooooooooooooool en la garganta de los relatores de radio, un do de pecho capaz de dejar a Caruso mudo para siempre, y la multitud delira y el estadio se olvida de que es de cemento y se desprende de la tierra y se va al aire.

El fútbol ya te extraña, Galeano

El fútbol ya te extraña, Galeano - Bolavip

Se cumplen 64 años del día que Uruguay se consagró en Brasil en lo que fue, hasta hace unos días al menos, el día más oscuro en la rica historia futbolística brasileña. Un 16 de julio de 1950 quedaría para siempre marcado en la memoria colectiva uruguaya, la culminación de un proceso fantástico que deslumbró al mundo desde 1920. El Maracanazo es un hito, todo futbolero lo tiene presente, cualquier hazaña deportiva parece quedar lejos de esa proeza heroica. Todo estaba listo para la fiesta, los festejos armados, la FIFA ya había saludado al campeón, pero Obdulio Varela, Juan Alberto Schiaffino, Alcides Ghiggia y los guerreros charrúas tuvieron otros planes. 
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<blockquote> La consagración de Brasil era inevitable, de hecho le alcanzaba con el empate.</blockquote>
 “Cuando el brasileño Friaça convirtió el primer gol, un trueno de doscientos mil gritos y muchos cohetes sacudió al monumental estadio. Pero después Schiaffino clavó el gol del empate y un tiro cruzado de Ghiggia otorgó el campeonato a Uruguay, que acabó ganando 2 a 1. Cuando llegó el gol de Ghiggia, estalló el silencio en Maracaná, el más estrepitoso silencio de la historia del fútbol”, escribió Galeano. “La noche esta de luto La fiesta termino El mundo no comprende qué paso Con el campeón La calle esta desierta El sueño se perdió El llanto de un borracho es un botón De maldición” Canta Tabaré Cardoza en “Barbosa”, donde recuerda al portero brasileño, que se equivoca en el gol de Ghiggia, error que le valió una condena de por vida. Barbosa murió en soledad. Brasil y el mundo le dieron la espalda, lo señalaron como el culpable y nunca lo perdonaron. “En Brasil -dijo una vez Barbosa, después de que, en 1993, supuestamente, le prohibieron ingresar a una concentración de la selección, por mufa-, la pena mayor por un crimen es de treinta años de cárcel. Hace 43 años que yo pago por un crimen que no cometí.”, contó años previos a su muerte, en 2009. Una historia repleta de historias. Desde la hazaña del paisito, de esos jugadores que no recibieron ceremonia de premiación, que tuvieron que hacer oídos sordos al rugir de ese monstruo de 200 mil cabezas que era el Maracaná aquél día. “Los de afuera son de palo”, les dijo entonces Obdulio Varela, capitán uruguayo, a sus compañeros. Consejo que bien le valdrá a la Selección de Brasil de acá al futuro cercano. Una vez más la fiesta estaba dispuesta. Un nuevo Mundial, un nuevo Maracaná para borrar la mancha más oscura. El tiempo dirá cuál herida es más profunda. Si la leyenda fantástica sentenciada por la imaginación que evocan los libros o las imágenes impactantes, interminables, de la pelota ingresando en el arco de Júlio César, una y otra vez, en loop, para la eternidad. + <a href="http://bolavip.com/146552/los-medios-del-mundo-hablaron-del-bochorno-brasileno/" target="_blank" rel="noopener">Los medios brasileños hablaron sobre la goleada alemana</a> + <a href="http://bolavip.com/128262/se-estrena-maracana-la-pelicula-en-el-centenario-de-montevideo/" target="_blank" rel="noopener">La pelicula del Maracanzo</a>

No se olviden del Maracanzo

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<figure class="external-image"><img loading="lazy" class="alignnone size-full wp-image-71840" title="Jugadores festejan el gol como luchadores de sumo" src="http://bolavip.com/wp-content/uploads/2012/12/Luchadores-de-SUmo.jpg" alt="Jugadores festejan el gol como luchadores de sumo" width="620" height="400"></figure> Hay varios festejos que se encargan de dominar los ojos del mundo y le sacan una mueca de felicidad a las distintas personas que lo observan, pero en Hiroshima ocho jugadores desplegaron un ritual algo curioso. “El gol es el orgasmo del fútbol”. La frase de Eduardo Galeano es una realidad marcada por la alegría que desata un festejo de gol. Por el mundo se ven distintos gritos pasando de besos en la boca con sus propios compañeros hasta hacer con las manos una especie de corazón que marque a la futura millonaria. Pero en Japón se vivió una situación particular ya que ocho jugadores de un equipo realizaron este raro festejo:

Festejan el gol como luchadores de sumo

Festejan el gol como luchadores de sumo - Bolavip

<figure class="external-image"><img loading="lazy" class="alignnone size-full wp-image-51518" title="Los ídolos que se retiraron en el fútbol argentino" src="http://bolavip.com/wp-content/uploads/2012/07/143803.jpg" alt="Los ídolos que se retiraron en el fútbol argentino" width="620" height="394"></figure> Luego de la despedida de Juan Román Riquelme de Boca, repasamos a varios ídolos del fútbol argentino que dejaron de jugar en el club de sus amores. “El ídolo”, de Eduardo Galeano: Y un buen día la diosa del viento besa el pie del hombre, el maltratado, el despreciado pie, y de ese beso nace el ídolo del fútbol. Nace en una cuna de paja y choza de lata y viene al mundo abrazado a una pelota. Desde que aprende a caminar, sabe jugar. En sus años tempranos alegra los potreros, juega que te juega en los andurriales de los suburbios hasta que cae la noche y ya no se ve la pelota, y en sus años mozos vuela y hace volar en los estadios. Sus artes malabares convocan multitudes, domingo tras domingo, de victoria en victoria, de ovación en ovación. La pelota lo busca, lo reconoce, lo necesita. En el pecho de su pie, ella descansa y se hamaca. Él le saca lustre y la hace hablar, y en esa charla de dos conversan millones de mudos. Los nadies, los condenados a ser por siempre nadies, pueden sentirse álguienes por un rato, por obra y gracia de esos pases devueltos al toque, esas gambetas que dibujan zetas en el césped, esos golazos de taquito o de chilena: cuando juega él, el cuadro tiene doce jugadores. -¿Doce? ¡Quince tiene! ¡Veinte! La pelota ríe, radiante, en el aire. Él baja, la duerme, la piropea, la baila, y viendo esas cosas jamás vistas sus adoradores sienten piedad por sus nietos aún no nacidos, que no las verán. Pero el ídolo es ídolo por una rato nomás, humana eternidad, cosa de nada; y cuando al pie de oro le llega la hora de la mala pata, la estrella ha concluído su viaje desde el fulgor hasta el apagón. Está ese cuerpo con más remiendos que traje de payaso, y ya el acróbata es un paralítico, el artista una bestia: -¡Con la herradura no! La fuente de la felicidad pública se convierte en el pararrayos del público rencor: -¡Momia! A veces el ídolo no cae entero. Y a veces, cuando se rompe, la gente le devora los pedazos.

eduardo galeano

Despidió a Galeano con su sello

El fútbol ya te extraña, Galeano

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Las despedidas de los ídolos en el fútbol argentino

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