Desde hace muchos años, LeBron James se ha hecho famoso – entre miles de cosas – por su rutina previa al inicio de un partido, acercándose a la mesa de los anotadores para empolvarse las manos.
James posteriormente lanza el polvo por los aires de forma sensacional, algo más para las cámaras y la impresión de los presentes que para algún tipo de efecto intimidatorio a sus rivales.
Sin embargo, el equipo de logística de los Brooklyn Nets no quiso dejar nada al azar y, por ende, no colocaron polvo en la mesa de anotadores para evitar que James llevara a cabo su rutina habitual.
James se mostró perplejo y claramente disgustado, solicitando talco al equipo de producción. No obstante, los encargados hicieron caso omiso a su petición y lo hicieron sentir como lo que era: un visitante más.
Al final de la noche, esta treta no funcionó para intimidar al Rey, pues LeBron los victimizó con un triple-doble de 27 puntos, 12 asistencias y 10 rebotes, y sus Lakers se impusieron 128-113 en carretera.