Derrota. Frustración, Enojo. Y también polémica. Así podría definirse la semana olímpica de Novak Djokovic en Tokio 2020. La derrota en las semifinales ante el alemán Alexander Zverev (1-6, 6-3 y 6-1) se unió a sus dichos sobre la presión y el deporte. Tras los abandonos de Simon Biles, el número 1 del mundo tenis dijo: “Obviamente no voy a decir que soy capaz de aislarme de todo el ruido mediático que existe en torno a mí y mis opciones de ganar en este evento olímpico. Lo veo, lo escucho, lo percibo y sé que está ahí, pero con el tiempo he aprendido a desarrollar mecanismos de gestión emocional que me permiten ver todo eso como algo positivo, y no como algo que puede destruirme. Siento que la presión es un privilegio y que sin ella no existiría el deporte professional”. La alusión al caso de Biles generó un link directo que vinculó al serbio con la situación de la gimnasta estadounidense.

Ahora, en una semana que comenzó con algunas complicaciones, se sumó no solo la derrota ante el español Pablo Carreño Busta por el bronce del single masculino, sino también que perdió la compostura. Enojado, por lo mal que le estaban saliendo las cosas, lanzó una raqueta a la tribuna, en primera instancia, y luego destruyó otra.

La derrota ante Carreño Busta por 6-4, 6-7 (6/8) y 6-3 en dos horas y 47 minutos de juego derivó en algo impensado días atrás. Un rato después de su conferencia de prensa, en la que sostuvo que lamentaba no haber podido ganar una medalla para su país, la organización del torneo anunció que se bajaba del cotejo de doble mixto, junto con su compatriota Nina Stojanovic, también por la medalla de bronce.

La furia de Novak Djokovic, otra vez

Nole acusó “agotamiento físico” luego de acumular casi siete horas de juego en las últimas 24 horas. “No creo en las casualidades de la vida. Las cosas pasan por alguna razón. En mi carrera ya he tenido derrotas dolorosas en los Juegos y en grandes torneos y eso me ha hecho más fuerte en todos los aspectos”, dijo el serbio y aseguró que seguirá “luchando por mi país en París (2024)”.

No es la primera vez que el serbio reacciona así. En 2018, por casom en el Master de Cincinnati, perdió los nervios y rompió su raqueta tras perder el servicio en el primer set en su partido frente a Raonic. Y este año, en el Abierto de Australia ante el alemán Alexander Zverev, destrozó su raqueta.