El Gran Premio de Mónaco que este domingo consagró a Max Verstappen, quien se impuso en una carrera marcada por la lluvia, suele regalar momentos épicos que quedan marcados a fuego en los fanáticos del automovilismo.
Sin dudas, el GP galo suele coronar a los grandes pilotos que, merced a su habilidad y destreza, los pone en el candelero. El circuito del Principado ya de por sí es uno de los más complicados que tiene la temporada. Pero si a esa suma dificultad se le agrega la lluvia, el resultado es un caldo de cultivo perfecto para el caos. Ese caos sucedió en la edición de 1996. Un caos perfecto para Olivier Panis.
A lo largo de la historia, Francia ha tenido destacados pilotos en la historia de la Fórmula 1, el ejemplo más claro es Alain Prost, aunque otros exponentes son Didier Pironi o René Arnoux. Aunque menos conocido es el nombre de Olivier Panis.
Montecarlo, su única victoria:
Panis tuvo dos etapas en la máxima categoría del automovilismo, la primera entre 1994 y 1999 y, la otra entre el año 2001 y el 2004. Corrió para equipos como Ligier, Prost, Toyota y Bar. Compitió en 158 Grandes Premios, pero nunca se destacó del todo, alcanzó subirse a cinco podios y uno de ellos fue en lo más alto. Esa única victoria fue en Mónaco.
Montecarlo 1996 era la última victoria de un francés en la F1, hasta que Pierre Gasly lo hizo en Monza 2020. En otra carrera de locos. Pero esa carrera en el principado tuvo completamente de todo: abandonos, choques, tres líderes distintos y lluvia, mucha lluvia.
Las cinco pruebas anteriores a Mónaco habían sido dominadas por el equipo Williams gracias al canadiense Jacques Villeneuve y al británico Damon Hill, posterior campeón de esa temporada. El mejor de los mortales era Jean Alessi, a bordo de un Benetton.
La clasificación había sido ganada por Michael Schumacher (quien iniciaba su raid Ferrari, tras lograr el bicampeonato en Benetton) mientras que Panis, en un Ligier, iba a tener que largar de la 14° posición. Con lo estrecho que es Mónaco, las chances del francés para puntuar eran nulas. Pero en las carreras nunca se sabe y todavía menos si la pista está mojada. Antes de la largada del domingo, se había llovido la vida y la pista estaba llena de agua.
La organización tuvo un gesto y dio 15 minutos de pruebas para que los equipos puedan configurar los autos a las nuevas condiciones y puedan dar algún que otro giro. Pero algunos se negaron por miedo a sufrir un accidente. Como el que sufrió el italiano Andrea Montermini en la vuelta previa, de todas formas, largaba último.
Pero ya en la primera curva, los problemas comenzaron. Jos Verstappen, el papá del actual campeón del mundo, Max, largó con neumáticos lisos. No llovía, pero la pista era una pileta. El neerlandés siguió de largo y Giancarlo Fisichella y Pedro Lamy se fueron con él.
Metros más tarde, Schumacher quedó fuera de combate y los tifosi quedaron temprano sin esperanzas. Igual que los brasileños con el abandono de Rubens Barrichello.
Hubo algunos retiros más y como quien no quiere la cosa, Panis estaba tercero, por detrás de Alessi y Hill. El británico giro a giro ampliaba aún más la ventaja y parecía que se encaminaba a un nuevo triunfo. Pero Damon se iba a quedar sin chances de ganar en el principado porque el motor Renault de su monoplaza murió. Vale destacar que Hill nunca pudo ganar en Mónaco.
A falta de 21 vueltas, de 73, Alessi heredó el liderazgo y debía mantener el auto en pista para obtener su segundo triunfo en la categoría. Pero el francés tuvo que ingresar inesperadamente varias veces a boxes y perdió mucho tiempo. Ahora, el líder era Panis.
Panis logró resistir en una pista imposible y cruzó la meta primero. En el podio lo acompañaron el escocés David Coulthard y el inglés Johnny Herbert. En el cuarto puesto finalizó el alemán Heinz-Harald Fretzen, aunque su equipo lo retiró una vuelta antes para evitar complicaciones con el auto.
Y así fue, como Olivier Panis logró su única victoria en la Fórmula 1, gracias a la tormenta perfecta.