No hay noche que no sueñe con tocar un balón y con el césped bajo los pies… con volver a sentirme futbolista“. Ese día finalmente llegó para Virginia Torrecilla. Pasaron en el medio 683 días. El domingo, con el partido definido y la Supercopa ya en manos del Barcelona después del 7 a 0, Oscar Fernández, DT del Atlético de Madrid, la llamó para que cumpliera ese sueño. Y fue emocionante: abrazos, aplausos, cinta de capitana, manteo ¡de sus rivales! Es que en este partido, aunque había un título en juego, lo más emotivo era verla volver después de aquel tumor cerebral que conmocionó a todos. Pues ella está de regreso.

Virginia estaba a poco de cumplir 26 años. Jugadora del Atlético y de la Selección, en pleno confinamiento por la pandemia se dio cuenta de que algo no andaba bien. No podía correr ni saltar. Y en apenas unos días sucedió todo: el diagnóstico inicial, la cirugía, la confirmación de que no se trataba de un tumor benigno, un mes y medio continuo de radioterapia y finalmente siete mesesde quimio. En mayo del 2020 recibía el golpe más duro de su vida.Hoy, una alegría inmensa.

Siempre en su mente estuvo la idea de volver. Pese a los 48 kilos que llegó a pesar después del tratamiento, en marzo del año pasado cuando finalizó con las sesiones de quimioteria soñaba con el alta médica y comenzar a moverse de a poco para volver a las canchas, a un Atlético que se hizo cargo de todo: sus traslados, tickets para que los padres pudieran viajar desde Mallorca, hospedaje para ellos. La cuidaron de primera.

Desde que salió de aquella cirugía, aún con el vendaje en la cabeza, Torrecilla decidió hacer pública su condición y los avances en su tratamiento. El mundo del deporte se conmovió primero y la acompañó después en ese periplo. Si hasta durante los primeros cinco meses de quimio siguió haciendo deporte: ejercicios de fuerza en el gimnasio para no perder masa muscular. Hasta que el cuerpo le pidió que se detuviese porque terminaba muy cansada.

Torrecilla jugando para la selección de España.

El deporte ha sido mi salvación. Los médicos también me decían que el deporte hacía que mi cuerpo estuviera mejor. Lo intenté hasta que no pude más. Pero me liberaba de todo”, le contó a El País en una entrevista en 2021. Al tiempo que recordó que llevaba la pelota a todas partes para tocarla un poco.

Enero del 2022. Un año y ocho meses después. Para las semifinales ante el Levante, el DT la convocó para el banco pero -en un partido complicado- decidió no hacerla ingresar. Pero ante el Barcelona, que ganó 7 a 0 y se consagró campeón de la Supercopa, con el partido ya cerrado se dio el momento más esperado.

En el minuto 85 y con la camiseta número 14, Torrecillas volvió a ingresar a un campo de juego y el estadio se puso de pie. Nadie dejó de aplaudir. Le pusieron la cinta de capitana. La abrazaron todas. “En todo mi proceso el fútbol femenino se ha volcado mucho conmigo, independientemente de los escudos y las camisetas, me han ayudado en todo momento, han estado conmigo en todo el proceso de mi enfermedad, me he sentido querida”, dijo post partido.

Virgnia, además de haber jugado en Barcelona del 2012 al 2015, fue compañera de varias de sus futbolistas en la selección de España, aquella que perdió en octavos de final del Mundial 2019 ante Estados Unidos por 2 a 1.Caroline Graham Hansen, elegida mejor jugadora de la final, declaró luego del partido: “Para mí la MVP es Virginia. Después de dos años con tantas dificultades, ha sido un gran día para ella, para el fútbol y el fútbol femenino de España”.

Barcelona se quedó con la Supercopa tras vencer 1 a 0 en semifinales al Real Madrid y tras golear 7 a 0 al Atlético en la final. Los goles los convirtieron Ingrid Syrstad Engen (16m), Caroline Graham Hansen (24m, 27m y 50m), Fridolina Rolfo (47m) y Lieke Martens (85m, 90m).