Se llama Cristian, pero casi nadie lo conoce por su nombre. Para el hincha de Central siempre será el Chiri Colusso, aquel talentoso futbolista que con 18 años tomó la responsabilidad de patear uno de los penales más calientes de la historia del Canalla, fue por la Copa Conmebol 95. Si bien falló, la tanda quedó para el equipo rosarino y el Chiri, junto a un gran plantel, pudieron darle a Rosario su primer -y hasta el momento único- título internacional a la ciudad.
Desfachatado, siempre con una sonrisa, Colusso las pasó todas en el mundo del fútbol. De levantarse temprano para verlo a Diego, a recibir el pedido del propio Pelusa para que le regale su camiseta de Rosario Central. No todas fueron buenas en la carrera del Chiri, que por cuestiones administrativas la pasó muy mal en el Sevilla de España y también en el fútbol de Argelia donde ni siquiera llegó a debutar, pero estuvo tres meses sin poder salir del país. Colusso dialogó con Bolavip y le contó todos los detalles de su vida dentro del fútbol y también cómo es su presente en el mundo de la política, ya que es Secretario de Deportes de Funes, Santa Fe.
-Venís de familia de futbolistas, ¿cómo empezaste en el fútbol?
-Mi viejo y mi tío jugaron, no profesionalmente, pero siempre jugaron. De chico, me acuerdo que iba en el taxi de mi viejo y le preguntaba cómo eran los futbolistas. Me llamaba la atención todo en torno a los jugadores. Ya después cuando entré en Central me fui dando cuenta que se podía dar, más que nada por lo que decían los demás.
-¿Quiénes eran tus ídolos de la infancia?
-Siempre me gustaron los que jugaban bien, inclusive me acuerdo de imitar el festejo de la Chancha Rinaldi. Pero el que me generaba algo distinto era Maradona, yo me acuerdo de levantarme temprano para verlo por la tele. Él me volaba la cabeza, pero también me gustaba Francescoli y no me quiero olvidar de Omar Palma.
-¿Cómo fue tu paso por Inferiores?
-Como todo en mi vida, rapidísimo. Igual yo valoro que mi viejo no se desesperó por llevarme a Inferiores de chico. Yo jugué bastante en el club, que era el Juan XXIII, después a los 14 años pasé a Rosario Central. Con mi categoría fuimos campeones de AFA y a los 17 ya debuté en Primera de la mano de Marchetta.
Luego de algunos años en las Inferiores, siendo de lo más destacado, en 1994 le llegó la oportunidad de debutar en Primera y lo hizo de la mano de Pedro Marchetta, el célebre entrenador que se caracterizaba por tener un sentido del humor particular.
-¿Es verdad que Marchetta era un personaje?
-Absolutamente verdad. Era una persona maravillosa, yo me identifico mucho con él porque era muy divertido y así me considero yo. Inclusive me cuesta hablar en pasado de él.
-Se va Marchetta y ahí lo tuviste a Ángel Tulio Zof…
-Sí, tuve a Pedro y a don Ángel. Lo que tenía don Ángel era que transmitía mucha paz y sabiduría y eso también me lo contaron algunos muchachos que lo había tenido cuando era más joven. Cuando empecé a estudiar para entrenador me acordaba mucho de la tranquilidad de don Ángel. Lo que tenía de bueno era que generaba sociedades dentro de la cancha. Sin dudas que era muy respetado por todos nosotros, es una de las glorias de Central.
-¿Qué sentiste cuando don Ángel confió en vos y te mandó a la cancha en la final de la Conmebol contra Mineiro?
-Nosotros habíamos sufrido mucho la derrota en Brasil, porque los brasileños nos gastaron feo. Ellos eran muy de cargar y cuando nosotros llegamos al hotel fue durísimo, una derrota 4 a 0 se siente. A lo mejor nos hizo bien que nos carguen porque estábamos enojados y así salimos a jugar la vuelta. Me acuerdo que me tocó patear el penal, fue el primero en el profesionalismo. Si lo metía, éramos campeones, pero erré. Después lo metió Da Silva y pudimos dar la vuelta. Me queda como una experiencia más, fue una pena haber fallado el penal, pero fue un aprendizaje.
En 1995, la final de la Copa Conmebol fue apasionante. Atlético Mineiro se impuso 4 a 0 en Brasil y ya se sentían campeones, pero en el Gigante, Rosario Central se hizo fuerte y ganó por el mismo marcador. Los brasileños habían fallado los dos primeros penales, el resto se habían convertido todos, llegó el turno del cuarto y Colusso tuvo el triunfo en sus pies, pero falló el penal y hubo que esperar al quinto. Da Silva no falló y el Canalla obtuvo la Conmebol.
-¿Fue la noche más gloriosa de tu carrera?
-Sí, fue el único título de mi carrera. Además, es el único título internacional que hay en la ciudad y soy uno de los que loe ganó. También me quedo con el día que Maradona me saludó en la Bombonera, ese día fue tocar el cielo con las manos.
-¿Cómo fue eso?
-Diego es magnético, fue en el año 1995. Nosotros jugamos contra Boca en la Bombonera y no sabíamos que Diego iba a estar en la tribuna. Me enteré en el entretiempo que estaba porque entró mi representante al vestuario y me pidió la camiseta para Diego. Una vez que terminó el partido, me vienen a buscar al micro porque Diego me quería saludar, yo no lo podía creer, pensé que era mentira. Pero era verdad, me felicitó por el partido que hice y todo.
-Compartiste plantel en Central con el Chacho Coudet, ¿está loco?
-Sí, ja. Nosotros al principio no lo entendíamos. Estábamos con Vitamina, Kily, Gonzalo Belloso y éramos más tranqui. Después comprobamos que era así, tenía una personalidad hermosa. Él se hizo de Central de una manera espectacular y nos ganó a todos nosotros porque demostró que quería al club y que iba para adelante. Cuando la gente desconfiaba del Chacho como entrenador, yo confiaba en él porque lo conocí como profesional y era demasiado profesional. Me pasó lo mismo con Juan Antonio Pizzi. Pero sí, estaba loco de verdad.
-Definí al Negro Palma en pocas palabras
-Una vez tuvimos una charla y nos dimos cuenta que en todas las fotos de campeones está el Negro Palma. Cuando vos tenés un jugador de esos ya vas un paso adelante. Nosotros lo agarramos grande, pero lo que jugaba era una cosa maravillosa. Su técnica, su visión y ahora de grande lo puedo apreciar muchísimo más. Era un jugador extraordinario, un tipo extraordinario también y además tiene una humildad impresionante. Tuve grandes maestros y el Negro fue uno.
En 1996, Sevilla compró a Chiri Colusso por 500 mil dólares, pero en los registros aparecía que se había pagado 1,7 millones de dólares por su pase. El caso fue investigado en la justicia española y todo eso perjudicó claramente al futbolista, que estuvo imposibilitado de jugar por un tiempo. Antes de volver a Rosario Central estuvo a préstamo en León de México.
-¿Qué pasó en Sevilla?
-Lo de Sevilla fue una pena. Cuando a mí me venden yo tenía 19 años recién cumplidos y no había tanta afluencia de jugadores argentinos a Europa. La idea era que yo vaya, pero que me arropen, que me cuiden y me vayan llevando de a poco. Cuando llegué allá era todo distinto, decían que llegó la bomba Colusso, el nuevo Maradona… y eso creó una expectativa en todos que no fue tal, yo lógicamente no era Maradona. Tenía que adaptarme, acostumbrarme. Pero además se empiezan a descubrir cosas raras que hicieron con el pago de los pases, en ese momento se habían escondido los montos verdaderos. Había problema de 1,2 millones de dólares y yo quedé en el medio como que se había hecho una malversación de fondos. Se fue la comisión, después vino otra. Yo me tuve que ir a préstamo un año a México, a mí en España no me dejaban jugar por esas cuestiones. Se terminó firmando la recisión y después volví a Central.
-¿Cómo fue la vuelta a Central?
-Yo estaba mal porque venía de ocho meses sin jugar y tampoco entrenando con el plantel, entonces se habló con el Patón y como me conocía de Inferiores subió el pulgar. Yo quería estar donde me sienta bien y él accedió sin ningún tipo de promesa. Yo lo que le dije era que jugaba si estaba bien. Tardé seis meses en ponerme bien, en el segundo semestre ya me tenía más en cuenta y justo también se da con que aparece uno de los mejores que salió en Central. Estaban Pizzi, Equi González, Maceratesi y yo fui perdiendo terreno y no pude afianzarme y era suplente, aportaba de ese lado, pero había muy buen equipo. Terminamos con ese subcampeonato y decidimos no renovar.
Luego de una segunda etapa en Rosario Central, Chiri Colusso llegó en el año 2000 a Atlético Tucumán. Luego estuvo en el ascenso de Inglaterra, en Italia y en el 2003 representó a Almirante Brown, pero nunca se sintió cómodo con la categoría y cuando tuvo la oportunidad de emigrar eligió muy mal su destino: Argelia.
-Después de varios clubes de ascenso en Argentina, Italia e Inglaterra, ¿cómo llegás al fútbol de Argelia?
-Cuando uno viene mal empieza a tomar malas decisiones. Yo estaba en Almirante Brown y no me hallaba en la categoría. Había perdido un clásico y la barra vino a apretarnos, entonces yo quería salir. Un tiempo atrás, un conocido me había acercado la propuesta de ir a Finlandia, pero en ese momento dije que no. Cuando nos apretó la barra, lo llamé para ver si seguía en pie lo de Finlandia y me dijo que no, pero que tenía algo de Argelia. Antes no era como ahora que en Google está todo. Me habían vendido en cuenta que Argelia era un país que se quería sumar a la comunidad europea y yo entré porque la plata era muy buena. La verdad que nada que ver a lo que me habían vendido, fui a París y de ahí a Argelia que era un país musulmán y que tenían un montón de cláusulas para jugar. Una de ellas era que había que haber jugado en la selección, yo había estado en la Sub 20 y se ve que les mostraron esa foto y por eso yo no podía jugar bajo ninguna circunstancia. El tema es que había personas que ya habían cobrado parte de la plata y yo quedé retenido ahí, no tenía mi pasaporte, no me podía ir. Encima me agarró el ramadán, ni de comer me daban. Fueron tres meses muy bravos.
-¿Qué te llamó la atención de Argelia?
-Lo que más me llamó la atención es que casi ni había verde, era todo muy chato. Las construcciones eran estilo musulmán, había mucha pobreza también. Después no había Mc Donald´s o las cosas que hay en occidente. Lo que más me llamaba la atención era que no me podía ir, me sacaron el pasaporte y lo sufrí mucho, estaba preso, me sentía preso. No podía irme.
-¿Cómo se arregló la salida?
-Me pagaron el pasaje del exterior y me pude ir con una promesa que les iban a pagar. Yo me fui a París y no quise saber más nada, ni idea qué habrá pasado, porque la gente que había hecho la operación y la verdad que no sé. Es más, habían pedido el pase y estuve seis meses sin jugar.
-Lo último de tu carrera fue en Pujato, ¿ya Scaloni era el más famoso de la ciudad?
-Sí, había ido a Italia, pero tenía 30 años y volví a jugar a Santa Fe porque ya quería armar una familia, entonces llegué a Atlético Pujato. Ya en ese entonces claramente el más famoso de la ciudad era Scaloni y ahora, después del Mundial, ni hablar.
Luego de su paso por Atlético Pujato, Colusso decide dejar el fútbol y estudió para ser entrenador. Trabajó como director técnico, y él mismo considera que ese será su futuro, pero actualmente es Secretario de Deportes de Funes.
-¿Cómo llegás a ser el Secretario de Deportes de Funes?
-Siempre me interesó mucho lo social, siempre traté de inculcar el deporte y me involucré siempre. En 2004 me vine a vivir a Funes, en busca de una casa, porque siempre había vivido en departamento, empiezo a participar de distintas actividades y eso me hizo más conocido a nivel social acá en Funes y cuando ganó Santacrocce me lo crucé y me invitó para que sea el Secretario de Deportes y le dije que sí, por más que yo soy entrenador y creo que va a ser mi futuro, ahí empecé a trabajar con él y me gustó mucho la propuesta y lo fuimos desarrollando y ahora es el segundo mandato de él en el que me sigue brindando su apoyo.
-¿Crees que el deporte y la inclusión social son las herramientas necesarias para combatir el narcotráfico?
-Aunque algunos no quieran apostar por eso, creo que sí. Ahora en Funes vamos a hacer cinco playones deportivos. Es un proyecto mío que tenía hace tiempo y el intendente me brindó su apoyo. El deporte es muchísimo más importante que solamente la parte física, te educa, te crea valores, te da límites y nos sociabiliza, porque en el deporte está el de clase baja, media, alta y cuando nos cruzamos por la calle no es lo mismo que si no nos conocemos. Si podemos invadir el territorio con playones y deporte, vamos a tener una mejor sociedad.
-¿Qué opinión tenés sobre las Sociedades Anónimas Deportivas?
-Estoy totalmente en desacuerdo, creo en un Estado presente y me parece que en Argentina, más allá que se pueda hacer de alguna manera, para nuestra sociedad el deporte tiene que ser sin las Sociedades Anónimas, en el fútbol por lo menos.