PAPELÓN SIN ANESTESIA

Por Darío Sanhueza

Estábamos contentos la semana pasada con el retorno de nuestro fútbol, y más aún luego de la muy buena victoria del Cacique ante el debutante Copiapó. Pero también quedamos preocupados por el desempeño defensivo del equipo, y ahora nos tocaría enfrentar a un rival con bastante más pergaminos.

El problema es que en Rancagua evolucionamos –más bien, involucionamos– desde la preocupación hasta la consternación. En el primer tiempo, luego del nuevamente tempranero golazo de Jordhy Thompson –la mejor noticia en un 2023 que ha tenido escasas buenas–, el equipo hizo un partido poco fluido, con escaso vuelo ofensivo, pero que gracias a una gran tapada de Cortés y al palo izquierdo, O’Higgins no encontró un empate que el trámite justificaba.

No hay que ser arrogantes, hay lecciones aprendidas desde el 2020. Se puede perder. Este era un partido perdible, O’Higgins tiene jugadores experimentados y pesados como Donoso o Pablo Hernández, jugaban en su estadio, y Colo Colo se viene armando. Pero hay límites. Pese a estar despotenciado, en proceso de reensamblaje, de conocimiento entre los nuevos jugadores, nunca, jamás, un equipo adulto de Colo Colo puede recibir cinco goles por parte de ningún equipo del torneo nacional. Y los recibió todos en un tiempo, con un desastre defensivo lamentable, inaudito e injustificable.

Ramiro González nuevamente brilló por sus errores. | Foto: Agencia UNO

En el torneo pasado, Colo Colo recibió 17 goles en 30 fechas. Ahora, lleva 7 goles en 2 partidos. La línea defensiva del Cacique pasó de ser una fortaleza, a convertirse un queso suizo lleno de hoyos. Las actuaciones de Bruno Gutiérrez y Jeyson Rojas en los partidos de este año han llevado a la inequívoca conclusión de que se necesita un lateral derecho, lo de Rojas ayer fue de un nivel de ingenuidad francamente incomprensible. Falcón al parecer se alimenta de la energía de su compañero y replica su rendimiento, porque ha tenido un inicio de año en un nivel muy bajo, quizás el peor en todo su paso por Colo Colo. De Ramiro González hay poco más que decir, sería pegarle en el suelo, pero su titularidad es insostenible. Y Wiemberg sucumbió ante el caos y desorden. Sólo a modo de ejemplo, el segundo gol es un mal chiste, Hernández –de 36 años– desborda a Jeyson Rojas, que ni siquiera atinó a foulearlo, y encuentra a uno de los mejores cabeceadores del medio –Donoso– siendo marcado por Alexander Oroz, los centrales y Wiemberg en cualquier parte.

Es cierto que la dirigencia tiene una amplia responsabilidad en la conformación del plantel, que está desmembrado, desorganizado y que aún tiene carencias evidentes –las que ya sabemos, un 9 titular, un defensa central y un lateral derecho, que son imprescindibles–, pero que el cariño y gratitud que le tenemos a Quinteros no nos enceguezca. Colo Colo –adulto, no contemos el 5-1 en Chillán del 2021 con juveniles– puede perder, pero no se puede comer cinco goles de nadie en Chile, aunque se esté armando, aunque esté despotenciado. El DT tiene muchísimo crédito considerando todo lo entregado desde el 2020, pero en otras instancias este tipo de resultados en equipos grandes han sido sacatécnicos.

Igual, así como la semana anterior invitábamos a mantener el equilibrio luego de una goleada a favor, la lógica indica intentar lo mismo, ahora desde el punto de vista de este papelón sin anestesia. Ojalá se complete el plantel, pero incluso con lo que hay, no hay justificación para tal nivel de paliza. Pero hay que lavarse la cara y levantar la cabeza, con sangre altiva y noble corazón, no hay otra en la historia de esta institución.