El Festival Internacional de la Canción de Viña del Mar en su versión 2023 está a poco de arrancar, un certamen que pese a la proximidad de su inicio tras dos años sin realizarse producto de la pandemia del Covid 19,
Sin embargo, ahora retorna pero con muchos cambios en relación a ese festival que conocíamos con una parrilla dedicada exclusivamente al público juvenil, donde salvo un par de artistas, no se pensó en el público mayor.
Pero siempre el lado B dejaba cosas, hasta a veces, más importantes de lo que ocurría en el escenario mismo, entre ello, la elección de la reina del Festival de Viña. Sus campañas, rencillas, actividades paralelas, coronación y el tradicional piscinazo daban vida algo muy esperado dentro de los días del certamen. Vale recordar que los últimos años se elegían reina y rey y ambos debían realizar una performance en tradicional lugar del Hotel O’Higgins.
Eso, este año, no será así. No habrá reina y mucho menos el lanzamiento a las aguas, tradición que inició Natalia Oreiro cuando fue elegida el año 2001. De ahí en más se institucionalizó ese acto y las soberanas vada vez fueron dando más producción al piquero.
Si de piscinazos se habla, el del año 2005 de la argentina Luciana Salazar que quizás no fue tan llamativo como uno que realizó días antes donde quedó en topless, pero de todas maneras se llevó todos los aplausos. Ahora, Luli, la original, criticó los cambios en la sociedad actual y que eso ahora toca al festival y lo hizo a través de cu cuenta de Twitter.
“Quéabsurdo que se elimine el piscinazo de la reina del Festival de Viña del Mar. Demagogia y progresismo de cartón, cuando los extremos rompen con las tradiciones que no afectan ni ofenden a nadie”, sacó duramente la voz la trasandina.
Ahora bien, según comentó Sergio Marabolí, director de Diario La Hora, sostuvo que este año se intentará mantener las tradiciones con una elección donde ahora llevará de nombre “Embajadores de Viña”, donde la gente y la prensa acreditada tendrán opción de elegir.
Vale recordar que en Viña 2020 ya se realizó una actividad paralela a la de los reyes donde también se denominaron como embajadores y los elegidos fueron Denise Rosenthal y Francisco Saavedra.