Sin refuerzos, el semestre será muy duro

Por Pablo Aravena

La caída de Universidad de Chile ante Ñublense supone algo más que la pérdida del invicto por parte del técnico uruguayo Diego López. No es solo caer ante el sublíder sino que ratifica errores que, pese a lo reiterativos, quedan sin solución.

Y cuando solo quedan un puñado de días para el cierre del libro de pases, la situación preocupa. Las bases del torneo indican que “una vez terminada la primera rueda del Campeonato se abrirá un nuevo periodo de habilitación de jugadores hasta el día hábil anterior al inicio de la 19ª fecha, en el cual se podrán inscribir un máximo de 3 nuevos jugadores, entre los que no se considerarán a aquellos que habiendo sido cedidos a préstamo a otro club se reincorporen al club cedente”. La fecha comienza el viernes, por lo que el plazo se cumple este jueves 21.

Esa es la parte legal. Ahora viene la futbolística. Y la pregunta es clara: ¿Le alcanza a la U con este equipo? Porque, seamos claros, el sueño del título está archivado. Y los objetivos se mueven entren alcanzar un cupo en la arena internacional -la Copa Libertadores sería un sueño, la Sudamericana, una opción- y evitar los problemas del descenso.

Primero, miremos con esperanza. Las incorporaciones de Nery Domínguez y Emmanuel Ojeda le dan otro estatus al equipo. Son dos buenos jugadores que, para este equipo, se hacen distintivos. Los argentinos aportan experiencia, salida limpia e inteligencia táctica en una escuadra donde el balón suele quemar los botines, y la desesperación cunde a raudales.

La U pierde ante Ñublense y necesita urgentemente encontrar refuerzos hasta el jueves 21 de julio (Mirko Penha)

Eso es lo bueno. Pero a esta U aún le lloran un par de piezas. En el trabajo ofensivo. El sistema de juego impuesto por el uruguayo Diego López parece no encontrar los intérpretes adecuados. Sobre todo desde la mitad de la cancha hacia arriba. Repasemos: ¿La U tiene los dos carrileros ofensivos que son capaces de recuperar, salir rápido y habilitar a los puntas? ¿Tiene dos delanteros movedizos, capaces de asociarse, aguantar el balón e ir a buscar una pared? Por ahora, la respuesta es no.

Al parecer, al DT aún no le convence uno de los volantes externos (ahí ha navegado entre Pablo Aránguiz y Darío Osorio, mientras que, por el otro lado, Israel Poblete es insustituible para el DT), pero tampoco tiene finos rematadores en el ataque. El bajísimo nivel tanto de Ronnie Fernández como del suspendido “Chorri” Palacios así como las intermitencias de Junior Fernandes tiene a la U con una carencia en el ataque que debe ser reparada.

 

Entonces, ¿qué falta? A esta oncena le llora un volante capaz de manejar los tiempos del equipo y habilitar con ventaja. Obviamente, no es fácil encontrar un jugador de estas características, pero se hace urgente contar con este referente para lograr el control de los partidos. Y arriba se precisa de un delantero desequilibrante, finiquitador, que se imponga en el duelo individual para quedar frente al arco o que aproveche cualquier fisura en la retaguardia rival para aparecer por sorpresa.

Y la solución es hoy. En esta semana. En estos días. Porque los plazos se acaban, el cierre del libro de pases está encima. Y luego de eso, ya no habrá tiempos para lamentos ni para recetas mágicas. Si la U no se refuerza, lo pasará mal en este semestre. Lo saben los hinchas, el cuerpo técnico y, quizás, hasta el plantel. Ahora deben asumirlo los dirigentes para evitar un camino que ya se hace habitual para sus seguidores: calcular puntos, conformarse con poco y angustiarse porque el descenso vuelve a tocar la puerta.