La selección de Estados Unidos no pudo plasmar con una gran diferencia la enorme superioridad con la que arrolló al seleccionado de Guyana en la primera mitad, yéndose al descanso con una ventaja de 1-0.

Sin embargo, con solo 6 minutos en la etapa complementaria, Tyler Boyd escribió su nombre con tinta indeleble en la historia del balompié norteamericano, anotando el 2-0 para su equipo en la Copa Oro.

Michael Bradley dribló hacia el centro del campo, levantó la cabeza y envió un preciso cambio de frente hacia los pies de Boyd, que se sacudió con delicadeza la marca de los centrales y definió con un potente remate cruzado.

De esta forma, la selección norteamericana consiguió el gol número 1000 en toda su historia y siguió demostrando que es una de las candidatas principales a ganar cómodamente esta Copa Oro.