Los mundiales de Rusia 2018 y Qatar 2022 no se verían afectados, en primera instancia, por los casos de corrupción en FIFA que investiga el Departamento de Justicia de los Estados Unidos.

¡Qué siga el show! El mensaje siempre es el mismo, porque quienes tienen el poder saben muy bien que si el balón sigue rodando, las miradas no los apuntaran a ellos.

Coimas y lavado de dinero son algunos de los cargos que se imputan respecto de las negociaciones de designación de las próximas sedes mundialistas.

Cuando el 2 de diciembre de 2010 Joseph Blatter anunció el binomio Rusia-Qatar como sede de los dos próximos mundiales de fútbol, distintos dirigentes de menor rango comenzaron a hacer correr la voz sobre manejos oscuros que habían llevado a tales designaciones y que, finalmente, terminó con la redada policial y detención de altos funcionarios de la FIFA en Zurich.

Pero la Copa del Mundo, la intocable y maciza estatuilla dorada, seguirá su curso caiga quien caiga, en una decisión política que tiene como principal objetivo resistir el sacudón y olvidar. Así lo explicó Walter de Gregorio, portavoz de FIFA, luego de que se dieran a conocer las detenciones y acusaciones. “La organización de Rusia y Qatar no están en peligro y no hay cambios en lo posición oficial al respecto”, sentenció.

Respecto del próximo Mundial, el Ministro de Deporte ruso, Vitali Mutkó, aseguró que los altos funcionarios de la Federación detenidos en Zurich “no tuvieron ninguna relación con la campaña para elegir la sede de 2018“.

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