La espera terminó. Plenamente enfocado, pero sin descuidar el show al que ya tiene acostumbrados a sus fanáticos, Saúl El Canelo Álvarez transitó los últimos metros que lo separaban de encontrarse cara a cara con Dmitry Bivol encima de un cuadrilátero donde buscará arrebatarle su título mundial de peso sempiesado de la AMB.
Primero fue el turno del ruso, quien lo hizo todo muy rápido como queriendo que el combate iniciara cuanto antes. Después, los fanáticos vibraron cuando vieron al Canelo por primera vez en las pantallas dejando el camerino. Las luces se apagaron, sonaron las sirenas. Y llegó la hora del mejor peleador de la actualidad.
Junto a Eddy Reynoso y un nutrido equipo, Canelo avanzó también acompañado del mismo marichi que ya le había dado suerte en noviembre, cuando se coronó indiscutible en las 168 libras noqueando a Caleb Plant. Sonaron de inmediato las trompetas y un grupo de mariachis entonó pasó siguiente la melodía de The Final Contdown.
Rodeado por bailarinas que ya se habían adueñado de la escena, Saúl El Canelo Álvarez hizo su entrada para recibir una nueva ovación de los fanáticos. Allí permaneció unos segundos, observándolos desde lo alto en una plataforma. Y nada más tuvo que dar los pasos finales hacia otro desafío. Tal vez el de mayor riesgo de los últimos tiempos.
Llegó la hora de la verdad.