Los tiempos han cambiado y en el futbol mexicano, no siempre las rivalidades se han vivido de la misma manera. En la actualidad, salvo algunos pocos casos aislados, los ‘clásicos’ se han transformado más en antagonismos deportivos dentro del campo o entre las porras con cánticos provocadores, pero la violencia ha quedado de lado.
Hace veinte años, por ir un par de décadas atrás en el tiempo, se produjo un controversial fichaje en la Liga MX, donde un futbolista que pertenecía a las ‘Águilas’ del América fue transferido a los Pumas de la UNAM, equipo con el cual una hinchada con otra mantenían un fuerte distanciamiento y ‘pica’.
El polémico movimiento de mercado tuvo como protagonista a Raúl Alberto Salinas, más conocido como “Bala” Salinas por tener la velocidad como gran virtud. En el año 2006, el defensa azulcrema no tendría más lugar en el América por decisión de su entrenador de entonces, y eligió a los ‘Universitarios’ como su siguiente desafío, incluso consciente de ser un oponente directo entre aficiones.
Sin embargo, en ese momento, Salinas jamás imaginó todo lo que le tocaría vivir en CU en sus escasos seis meses permanecidos en la institución. En una entrevista con el programa Chepe en 2021, el jugador, ya retirado, confesó el infierno que fue su día a día en Pumas, algo que afortunadamente no le ha vuelto a suceder a otros desde entonces, o al menos no se ha hecho público.
“Sabía dónde me metía, pero no a tanto grado. Uno solamente va a trabajar, a defender la camiseta. Tuvieron que poner una malla para que no me aventaran cosas. Estuve casi dos meses con escoltas de la Universidad, era increíble, salíamos del estadio al campo cinco y una camioneta blindada con dos escoltas me dejaban en el campo“, se explayó Raúl Salinas en el streaming de YouTube, al contar más detalles de aquella difícil experiencia en Ciudad Universitaria.
Para ejemplificar todavía más el tipo de episodios que le tocaron a travesar, el ‘Bala’ llegó a contar que se tuvo que ocultar en los vehículos de sus propios compañeros para no ser encontrado por la porra de Pumas, que quería hacerle daño. “Me buscaban en el carro del Pikolín, si no iba escondido en la cajuela, me aventaban cabezas de pollo, y le mandaban muchos saludos a mi madre, ya te imaginarás…”, agregó el ex jugador de Pumas UNAM, casi quince años después de su estadía en el club.
Tal fue el hostigamiento y los malos momentos que pasó en aquellos tiempos, que nunca más pudo reponerse. En CU sólo disputó 13 juegos, y desde que salió de Pumas, jamás volvió a hacer pie en ningún equipo: de 2006 a 2010 cambió cinco veces de club, tuvo poca continuidad en todos, y cuatro años después de emigrar de Ciudad Universitaria anunció su retiro del futbol profesional, en una carrera que duró menos de una década.
