Cruz Azul le dijo adiós al Torneo Clausura 2023. Y sí, la eliminación ante Atlas genera cierta sorpresa por el crecimiento mostrado con Ricardo Ferretti; sin embargo, esa mejoría no pudo ocultar una verdad incuestionable: la Máquina no es un equipo confiable.

Y esto va mucho más allá de rendimientos individuales, acciones puntuales del juego o decisiones del Tuca que no fueron las mejores. Porque la debilidad de los Cementeros no estuvo en el campo, sino en una planificación deportiva que falló desde el comienzo.

Tras lo sucedido en el ciclo de Diego Aguirre, la prioridad de Cruz Azul no era otra que concretar a tiempo la llegada de los refuerzos para los puestos clave. Pero esto tampoco sucedió con el Potro Gutiérrez, quien se quedó esperando por la llegada un delantero de peso.

Uno de los nombres que sonó con fuerza fue el de Luis Suárez, quien al final decidió continuar su carrera en Brasil. Luego Radamel Falcao, pero cuando llegaron a un acuerdo ya era demasiado tarde y además había que facilitar la salida de extranjeros.

Lo mismo sucedió con otros puestos, como el de un defensa central de jerarquía para aportarle solidez a la Máquina. Todo esto impidió que los entrenadores que pasaron por el banquillo cementero consolidaran una idea y compitieran a un alto nivel en la Liga MX.

Para la próxima temporada, la tarea de Cruz Azul es clara: confeccionar una plantilla que vaya en sintonía con las ideas que tiene Ferretti y potenciar el nivel de los talentos que ya tiene. Lo contrario sería repetir el fracaso de una temporada que debe servir como lección para el futuro.