Hasta que no te sucede, no lo crees. Y si vives para contarlo, tratarás de decirle a cuantas personas conoces que jamás pisen la Parroquia de Nuestra Señora del Pilar por las noches. Hay quienes han preferido olvidarlo y pensar que fue una pesadilla, una alucinación consecuencia de la locura. Pero quienes lograron superar el trauma de lo que vieron y sintieron, nos advierten que no es recomendable cruzar en horario nocturno frente a este templo ubicado sobre la calle de Donceles.

Si bien es cierto que la parroquia tiene sus puertas cerradas por las noches, algunos borrachos, turistas aventureros o ladrones han ingresado para buscar un lugar donde dormir o para robar reliquias. No todos han salido vivos de ahí. Aquellos que pudieron hacerlo, confirman que es verdad lo que han narrado comerciantes y habitantes del Centro Histórico acerca de lo que ocurre en su interior.

Este templo de estilo barroco que data del siglo XVIII posee esculturas religiosas de gran tamaño. Tales imágenes son los personajes principales de la leyenda que se cuenta de la Parroquia de Nuestra Señora del Pilar: la noche de los santos vivientes. La gente que ha decidido creer en esa historia, se resiste incluso a pisar cualquier otro recinto religioso que tenga estatuas entre sus paredes.

“Se mueven, los santos se mueven. Esas no son figuras, ¡son humanos!”, describió horrorizado un hombre que aseguró haber visto cómo las esculturas cobraron vida para bajar de su pedestal y caminar hacia él. Esa versión fue similar a la que describieron más intrusos que salieron despavoridos del lugar.

Pero eso no fue todo. “¿Qué pasó con las personas que murieron del susto?”, preguntaron los curiosos. La duda provino luego de oír los relatos de los supervivientes con relación a sus acompañantes que murieron de paro cardiaco fulminante por el impacto de ver a los santos acercándose a ellos.

Nunca se encontraron esos cuerpos, desaparecieron de forma misteriosa. Hasta las propias autoridades eclesiásticas manejaron la posibilidad de que pudo tratarse de una obra del diablo y organizaron rituales nocturnos para enfrentarlo, sin embargo, no apareció. ¿Entonces qué sucedió con los cadáveres? Cuenta la leyenda que fueron absorbidos por las esculturas religiosas para vivir al interior de ellas.

Por eso, si se observa con detenimiento a los santos de la Parroquia de Nuestra Señora del Pilar, tal como aseguran quienes han puesto atención en ese aspecto, las figuras se mueven. Sus ojos, a diferencia de otras esculturas, lagrimean. Feligreses que acuden a misa por las mañanas han dicho que claramente se escucha que sollozan y se lamentan.

La única manera de comprobar si es cierto o no es quedándose encerrados en ese templo y percibir con claridad cómo las estatuas descienden de sus rincones para aproximarse a todo aquel individuo que ha decidido invadir su territorio. El precio por corroborarlo puede ser la eternidad en una de esas esculturas. Hasta que no te sucede, no lo crees.

dia de muertos - Página 5

¿Estás listo para conocer a los santos vivientes de Donceles?

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