Ricardo Gareca, una figura profundamente valorada y querida en la historia reciente de la Selección Peruana, ha compartido su cruda verdad sobre las complejidades y sufrimientos que un profesional del fútbol, especialmente un entrenador, puede experimentar. Su reciente y desafortunada experiencia en Chile sirve como un claro ejemplo de las profundas repercusiones que el fracaso deportivo puede tener en la vida personal y profesional. En una reveladora entrevista con El Pollo Vignolo en ESPN, Gareca detalló el difícil período que atravesó en el país vecino.
Ricardo Gareca y su confesión más personal
El “Tigre” explicó con palpable frustración que su etapa con La Roja fue un año y medio de absoluta reclusión y desazón. “Estuve un año y medio en Chile, ni salía del departamento. No conocí nada, no salía. Eso no lo digieres, pasan los días y la cabeza te quema”, confesó. Esta declaración contrasta drásticamente con la experiencia idílica que vivió en Perú, donde el éxito con la Blanquirroja le permitió una interacción constante y gratificante con la gente. En Perú, podía caminar libremente, y las muestras de afecto eran innumerables, con incontables solicitudes de fotografías.
Incluso comer en restaurantes públicos se convertía en una odisea, dada la imposibilidad de pasar desapercibido. En Chile, sin embargo, los malos resultados lo condenaron al anonimato forzado y a la soledad, una dura lección sobre la efímera naturaleza del éxito y la derrota en el fútbol. Durante la entrevista con ESPN Argentina, Ricardo Gareca también enfatizó la importancia de que los aficionados comprendan la intensa presión y el costo emocional que implica el deporte rey en todos sus niveles. “La derrota te deja mal, por eso muchas veces, uno entiende cuando los técnicos o jugadores están amargados. Sufren mucho”, afirmó.
Su mal momento en el país de Chile
Subrayó que, aunque los hinchas a menudo reaccionan con enojo o frustración, son los propios protagonistas del juego quienes más anhelan revertir las situaciones adversas. “La gente muchas veces se la agarra, pero nosotros somos los primeros que queremos revertir la situación”, explicó. El entrenador argentino también ofreció una perspectiva sobre la gestión de las emociones, tanto en la victoria como en la derrota. Aconsejó mantener la compostura y un equilibrio emocional, incluso cuando las circunstancias son extremas. “No te tienes que pasar de rosca, aunque te estés muriendo por dentro, tienes que estar bien”, dijo.
Refiriéndose a la necesidad de mostrar fortaleza y control en momentos de adversidad. Del mismo modo, advirtió contra el exceso de euforia en la victoria: “Y cuando ganas, también tienes que estar bien, tampoco te desbordas de euforia porque tienes que tener un equilibrio”. Las palabras de Gareca no solo arrojan luz sobre su experiencia personal, sino que también ofrecen una valiosa reflexión sobre la psicología del deportista de élite y la necesidad de una mayor empatía por parte de la afición. Su relato es un testimonio del impacto profundo que el fútbol, con sus victorias y derrotas, tiene en la vida de quienes lo viven con tanta intensidad.
