La última fecha de la Liga 1 dejó una polémica encendida tras el clásico, donde Erick Noriega, con una vehemencia notoria, no dudó en señalar lo que consideró una flagrante injusticia. Su declaración, que resonó en el ambiente futbolístico, apuntó directamente a una presunta “compensación” arbitral que, a su juicio, favoreció claramente a Sporting Cristal en detrimento de Alianza Lima.

Alianza Lima terminó perjudicado

Noriega, visiblemente molesto, hizo hincapié en un detalle crucial: la expulsión de Sergio Peña. Para el jugador, esta tarjeta roja se produjo en un contexto donde, minutos antes, Maxloren Castro había sido expulsado por una supuesta falta que requirió revisión del VAR. La secuencia de eventos, según Noriega, sugería una compensación en las decisiones arbitrales, donde la expulsión de Peña se habría dado como una forma de equilibrar la balanza a favor de Cristal, a pesar de que Alianza Lima se veía “claramente superado” en ese momento.

Lo más impactante de sus declaraciones llegó después del partido, cuando el volante de marca reveló un aspecto desconocido hasta entonces: “La expulsión a Peña es porque el jugador de Cristal le dice al árbitro que tiene que compensar, y lo hizo. Del mal nivel de los árbitros que se encarguen ellos”. Esta afirmación, de ser cierta, arrojaría una sombra preocupante sobre la imparcialidad del arbitraje, recomendando una influencia externa en las decisiones de los jueces.

Expulsión a Sergio Peña. (Foto: Paloma Del Solar).

Los árbitros son muy complicados

A pesar de la indignación y la claridad de su postura, Noriega fue cauto al referirse directamente al arbitraje. Consciente de las posibles repercusiones y las sanciones que acarrean las críticas públicas a los jueces, el jugador prefirió deslindar responsabilidades y dejar el tema en manos de quienes, según él, deben velar por los intereses de los futbolistas: “No podemos hablar del arbitraje, ya que después te multan, te sancionan. Dejemos que los que tienen que pelear por nosotros lo hagan”.

Con estas palabras, Noriega no solo expuso la injusticia percibida, sino que también evidenció la vulnerabilidad de los jugadores ante un sistema que, en ocasiones, parece limitar su libertad de expresión sobre temas tan cruciales como el arbitraje. La polémica, sin duda, continuará alimentando el debate sobre la calidad y la imparcialidad de los encargados de impartir justicia en el fútbol peruano. Después de un partido grande como el que se vivió en el Estadio Alejandro Villanueva de Matute.