Es cada vez más común ver a los jugadores de la NFL retirarse prematuramente, aún cuando muchos consideran que podrían haber dado mucho más en su carrera y generar más millones en ganancias.
Andrew Luck y Rob Gronkowski son la prueba más reciente de esta tendencia, abandonando ambos el deporte de sus sueños a los 29 años tras carreras llenas de éxitos, pero también de fuertes lesiones.
En este sentido, Gronkowski confesó que no estaba seguro de retirarse de los emparrillados hasta poco después de ganar el Superbowl. De acuerdo con el ala cerrada, solo pudo dormir durante 5 minutos antes de despertarse cubierto de lágrimas.
Gronkowski había sufrido una lesión en la primera mitad del Superbowl, y confesó que no pudo dormir más de 20 minutos seguidos durante 4 meses por el dolor que le provocaba la misma.
Igualmente, Gronk dejó la puerta abierta a un eventual regreso a los emparrillados con sus declaraciones. “Tengo que tener esa pasión, tengo que tener ese fuego, no voy a ir a que me destrocen a golpes”.
Este tipo de palabras seguirán sentando precedentes y seguramente tendrán un impacto muy negativo en la imagen de la NFL, que cada vez ve cómo más atletas se decantan por otras disciplinas deportivas.