En Perú las diferencias son evidentes. Se pueden distinguir a los antifujimoristas de los fujimoristas, a los liberales de los conservadores, a la izquierda de la derecha.
Estas grietas con la crisis del coronavirus se han acrecentado. El clasismo ha sido una crítica constante a figuras públicas como Rosa María Palacios, Emilia Drago, Milagros Leiva y Sol Carreño, quienes se han mostrado defendiendo sus privilegios.
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Por supuesto, los propios medios también tienen su posición. El grupo El Comercio con columnas como la pasada de Maki Miro Quesada, quien criticaba a su empleada del hogar, es un claro ejemplo.
Ahora, desde este mismo sector, salió la polémica del día: la portada del diario Perú21. Ella va en contra del Ministerio de la Eduación por informar sobre la desigualdad, lo que llaman “contenido difuso e ideologizado”.
Al ver esto, Indira Huilca, excongresista de la izquierda, se indignó: “Vergüenza Peru21, pero gracias por demostrar que Minedu tenía razón. Así operan los grupos de poder en el Perú: lanzando campañas de mentiras y desinformación cuando tocan sus intereses”.
Así como ella, otros criticaron al diario. Recordaron, cuando a finales de los 90, grupos económicos y políticos se asociaron para manipular la opinión pública. Aquella vez, no lo lograron.