El interés total de las entidades madres del fútbol no logró vencer esta vez a la lógica y al amor del fútbol. Hoy, por más que le haya dolido a más de uno, ganó el sentido común.

Se suspendió la final de la Copa Libertadores entre River y Boca. ¿Se jugará el duelo de vuelta otro día? ¿Quedará esta edición sin un campeón? Preguntas sin respuestas.

El presidente de Conmebol, Alejandro Domínguez, lo informó de forma oficial: “Es una vergüenza que estamos pasando esto por culpa de unos inadaptados. Esto no es el fútbol. No es lo que queremos. Los clubes se esfuerzan para dar buenos ejemplos. Hoy nos encontramos en una situación para analizar una desigualdad de condiciones”.

Todo lo que pasó ayer le quitaron las ganas al amante del fútbol de disfrutar esta final histórica.

Había poca gente en El Monumental esta mañana, algunos no iban a volver. Hinchas de River y de Boca no querían que se dispute esta final.

¿Por qué? Porque, lamentablemente, esto ya no es fútbol. Desde que se supo que se iba a jugar River y Boca en una final de Copa Libertadores, nunca fue fútbol.