A lo largo de la historia, el fútbol fue modificando su reglamento con el objetivo de mejorar y agilizar el juego. Al día de hoy, son 17 las normas que los árbitros deben hacer cumplir en cada partido. La International Board (IFAB), analiza hacer dos nuevas modificaciones que pueden generar un impacto en el fútbol argentino.

Luego de ver y analizar cada encuentro del fútbol actual, la entidad responsable de establecer y preservar las reglas anunció que debatirá dos cambios a partir de enero de 2026. En esta oportunidad, el foco estará puesto en el VAR y en las demoras intencionales de los futbolistas.

Revisión de segunda tarjeta amarilla

Desde el momento de su implementación, el VAR solo fue autorizado a intervenir en goles, penales y tarjetas rojas directas. Todas situaciones determinantes para el resultado de un partido. Sin embargo, a lo largo de estos años, se vieron varios errores de segundas tarjetas amarillas mal mostradas que derivaron en expulsiones injustas.

Si bien no está en los planes que se revisen todas las amonestaciones, se analiza la implementación de un chequeo VAR para una segunda amarilla. Esto evitará que el juez de campo pueda dar marcha atrás ante una roja injusta, permitiendo la intervención de la tecnología.

El mejor ejemplo está en el último partido protagonizado por Barracas Central y Boca. Al comienzo del juego, Nicolás Lamolina expulsó por doble amonestación a Iván Tapia por una infracción que no existió. Con esta regla, el juez podría revisar la situación y le permitiría al 10 del Guapo seguir en cancha.

Demoras en el juego

Otro aspecto que la IFAB quiere resolver es el de las demoras para poner la pelota en juego, sobre todo cuando se trata de un equipo que va ganando. Teniendo en cuenta el éxito de la nueva regla de 8 segundos para los arqueros, donde ahora se sanciona tiro de esquina si no suelta el balón antes de que se cumpla ese tiempo, intentarán aplicarlo en otras facetas.

La idea es implementar una normativa similar para los laterales y los saques de meta, para que los jugadores se vean obligados a realizarlos en un tiempo específico. Esto podría ponerle punto final a una “avivada” histórica del fútbol sudamericano y del argentino. Además, servirá para mejorar el promedio de tiempo neto de cada encuentro.