Mientras Ignacio “La Jaula” Bahamondes mantiene a los fans chilenos del MMA pegados a la TV con cada una de sus batallas, esta vez, otro exponente nacional quiere también hacer de las suyas en la UFC.
Se trata de Christopher Ewert, quien con sus 1.85 de altura, una historia de vida llena de trabajo, lucha y sacrificio y un impecable 7 a 0 en su historial cmo peleador profesional, tiene bien ganado el apodo de “Tanke”.
Semanas atrás, el peleador oriundo de Maipú supo que tendría una gran chance para su vida: fue llamado al Dana White’s Contender Series para pelear contra el ruso Yury Panferov. De ganar, muy probablemente firmaría con la empresa y claro, su vida tomaría un giro más que radical.
La sorpresa fue mayor, ya que mientras gran parte de los fanáticos esperaba este debut para agosto, el chileno y Dana White se adelantaron a todos: El “Tanke” tomó una pelea en corto aviso y confirmó lo que días atrás había confesado a BOLAVIP.
Para llegar a ello debió batallar duro. Dejar los malos hábitos de la calle, enfocarse en la disciplina de lo riguroso que son las MMA y tomar una complicada decisión ¿Seguir dedicándose a martillar clavos el resto de su vida o ponerse guantillas y subir a la lona?
De la calle a la lona
Enero de 2019, 35°C en la capital de Chile, Christopher Ewert martilla en una obra en pleno centro de Santiago. Se desempeña como maestro carpintero, pero como la paga muchas veces en la construcción no es la ideal, está 100% seguro de que necesita darle una vuelta de tuerca a su vida laboral.
No le gustan los “mandoneos” de sus jefes y, en buen chileno, es “mecha corta”. Defendió lo indefendible según sus propias palabras, al punto que no temía en “enredarse” con el primero que intentase pasarse de listo con él o los suyos.
Mientras se tomaba un break del trabajo, recuerda: “Estábamos con un amigo en una fila en un supermercado y un loco más grande se quiso pasar la película que él estaba primero. Yo me saqué el coleto y el martillo y le digo ‘tay haciendola muy larga, vamos pafuera y nos pescamos a combos’. Nunca he titubeado. Ahora mi amigo me molesta y yo le digo ‘te acordai cuándo te defendí…’ mi amigo se ríe nomás”, confiesa el peleador a BOLAVIP sobre uno de los tantos entreveros que sorteó durante su vida.
Como cualquier obrero que conoce el rubro de la construcción, el “Tanke” debió trabajar bajo el insoportable calor en verano y matarse de frío en invierno. Soportar los largos viajes en autobus para cruzar la ciudad; era un trabajador más, pero él sabía que no quería eso para su vida, mucho menos, cuando vio que su caminar comenzó a dar leves tropiezos.
“Siendo sincero, me gustaba a mí andar en la calle, pero no se puede andar en las dos. No se puede ser deportista y andar en la calle. A lo mejor a algunos les resulta, pero yo por lo menos elegí el deporte”, revela.
“A mi siempre me gustó la calle y anduve metido en weás’ que no debía andar metido. Defendía lo indefendible”, recalca.
Como mucho joven rebelde, también le sacó canas verdes a su madre y lo reconoce: “Me ha costado caleta. Nosotros somos tres hermanos. Me mandaba puras cagás’, en un año me echaron como de ocho colegios. Un día mi mamá tanto que me llamaban el apoderado, la hicieron llorar y le dijeron: ‘su hijo va a ser un delincuente o va a caer preso’, pero aquí estoy gracias a Dios”. No hace mucho, aquella profesora le escribió a Christopher para felicitarlo. Ni ella podía creer lo que estaba viendo en su exalumno.
Las artes marciales como forma de vida
Convencido de que trabajar en la construcción no era algo a lo que quería dedicarse el resto de su vida, Christopher Ewert le confesó a uno de sus compañeros en aquellos calurosos días del primer mes del año: “voy a ser peleador”.
“Un día estaba trabajando en pleno sol, pleno verano en Chile. Estábamos haciendo un muro y cuando hay tierra se encierra el calor, trabajando con manga larga, le dije a mi compañero ‘vamos a tomar unas Cachantún’. Estabamos bajo una loza, estábamos tomando el agua y mirando el muro. Le dije ‘no voy a trabajar más apatrona’o, yo voy a ser peleador. Quiero cambiar mi vida, quiero ser mi propio jefe’. No hay que escupir al cielo, pero yo ya estaba chato”, asegura.
La decisión que tomó en enero de 2019 le cambió la vida para siempre y aunque no le agrandó la billetera, no es algo que lo preocupe: “Yo soy carpintero de la construcción. Me levantaba a las 5 AM porque trabajaba en Las Condes y tenía que cruzar todo Santiago. Llegaba cansado a casa. El cuerpo me decía ‘no más’, pero acá estoy. No he podido decir que he dejado de trabajar del todo porque cuando necesito, salgo a buscarla. Gracias a Dios se me han sumado auspiciadores”.
Parte del sacrificio de los artistas marciales implica el dejar todo mal hábito de lado. Ewert siempre lo tuvo claro y se mantuvo así hasta que se convirtió en un profesional de los combos, las patadas, el grappling y el ground and pound. Sabe jiu jitsu, kickboxing, muay thai, boxeo y más. Es básicamente un completo peleador de MMA… y carpintero, claro.
10 de diciembre de 2022: el calor comienza a pegar en la capital chilena, pero esta vez no hay mangas largas, martillos ni clavos de por medio. Resta una semana para el debut del carpintero de “la contru” que alguna vez anduvo en malos pasos. Adrenalina Series estaba lista para recibir a Christopher Ewert. Se midió ante Lucas Murillo en su debut. ¿El resultado? victoria por TKO conseguido a los 3 minutos y 10 segundos del primer asalto. Era el nacimiento de un nuevo guerrero para Chile. Uno que no se rindió y a punta de convicción y mentalidad estaba poniendo la piedra angular de su castillo.
Camino al sueño
“Siempre lo he dicho, yo entraré a la UFC. Sé lo que valgo y como digo, con confianza pero no confiado. Es el sueño de todo peleador llegar a la UFC”, confiesa el “Tanke”, consciente de que el trabajo duro lo llevaría un día al octágono más importante del planeta.
Y cómo no, si los registros de Sherdog indican que en su segundo combate, venció a Enrique Pacheco también en el primer round, también en el minuto 3 con 10 segundos, también por TKO. Luego en su tercera batalla ante Luis Ávila metió el primer KO de su historial.
En septiembre de 2023, a menos de un año de su debut profesional, protagonizó la estelar de Combate Global ante Jimbo “Slice”. Fue su primera victoria por las tarjetas, aunque era también su primer combate fuera de Chile: “Lo veíamos lejano. Ha sido pura disciplina y esfuerzo. Con el transcurso del tiempo lo fui viendo cada vez más cerca. Estamos ahí. Tengo un buen equipo en Chile los muchachos me apoyan 100%”.
Regresó a Chile para pelear en la coestelar de Open Fight Latam 9 en la Sala Omnium. Ganó por KO… otra vez en el primer round, aunque esta vez en el minuto 1 con 38 segundos. Aquello lo catapultó y lo acercó al inicio de la cima, aunque siempre estuvo consciente de que debía ir paso a paso, como bien dijo él: “Con confianza, pero no confiado”.
Parte importante de esos triunfos es su maestro, Pablo Burgos: “Él es mi referente de cuando partí en esto, fui a ver a mi entrenador pelear y dije, ‘algún día voy a estar como él, peleando’. Él me ha llevado hasta aquí. Esto hace unos 7 años”.
“Con confianza, pero no confiado”.
Con siete triunfos al hilo, la oportunidad para Christopher Ewert finalmente llegó en la UFC. Fue llamado para participar en el Dana White’s Contender Series en agosto del presente año, sin embargo, un inesperado suceso lo tendrá sobre el octágono mucho antes de lo previsto y en una cartelera de ensueño.
El “Tanke” abrirá nada menos que el evento UFC: 317, una de las carteleras más esperadas del año, que contará con el combate estelar entre Charles Oliveira y el peleador del momento: Ilia Topuria, quienes medirán fuerzas para determinar al nuevo campeón de las 155 libras luego de que Islam Makhachev subiera al peso welter y dejara el cetro vacante.
“Acá en USA llegué a un buen equipo, estoy con Javier Torres y Waldo Cortés. Tuve suerte de hacer sparring con Anthony Smith y John Makdessi”, confiesa a nuestro portal días antes de su ansiado debut en Ultimate Fighting Championship.
Y ojo al dato: John Makdessi fue el primer rival de otro chileno en UFC. Sí, de la “Jaula” Bahamondes. ¿Otro dato más? El “Tanke” Ewert dio sus primeros pasos como peleador precisamente junto a los Bahamondes, en su reconocido gimnasio de la comuna de San Ramón.
“Conozco a Jaula Bahamondes. Yo partí en el gimnasio de La Jaula pero después me salí. Como te contaba, iba y venía, era poco constante”, confiesa Christopher. “Yo llevo de corrido entrenando como 6 años. De primera iba y dejaba de ir, era poco constante. Luego empecé de cero y hace seis años que ya no he parado”, añade.
Otro dato curioso lo aporta su hermano Mauricio, quien en diálogo con nuestro portal reveló que: “Cuando él empezó en el gimnasio de Manuel Bahamondes (papá de la Jaula) ya había un Tanke y básicamente compitieron por el apodo”. El resultado de la disputa está más que a la vista.
“Estoy super tranquilo. No me comen las ansias, así como mi rival está entrenando yo también entrené. Van a quedar asombrados con lo que voy a hacer ese día. Me llega hasta a dar escalofríos. Se lo que valgo, sé lo que peso. Voy con confianza pero no confiado”, recalca.
Además, ya estuvo presente en UFC siendo parte de la esquina de Waldo Cortés Acosta en el UFC 316: “Me topé a varios peleadores, me saqué fotos con Pereira, con Vicente Luque… no alcancé a ver a Donald Trump si jajajaja”.
Christopher Ewert detrás del “Tanke”
La vida de los artistas marciales y de prácticamente cualquier deportista, salvo sea futbolista o tenista de élite (o bien golfista) en Chile, es de bastante sacrificio. La de Christopher Ewert no fue la excepción. Su apellido puede ser poco común, pero en su caso la regla del “buen apellido” para ser económicamente exitoso no corrió. Ni con él ni con su familia.
Él mismo confesó no ser el mejor estudiante. Confesó también tener un trabajo difícil como lo es ejercer el oficio de carpintero en la construcción. En parte, las oportunidades escasearon precisamente porque no fue el mejor amigo de los libros. Sin embargo, aunque también aseguró que casi se desvía en su camino, terminó escogiendo hacer el bien por dos gigantes razones: su hijo y su esposa.
Llegar a Estados Unidos no fue sencillo, ni siquiera ya casi con un pie y medio en UFC: “Yo ando guerreando, estoy encalillao’ (endeudado) pa’ estar acá. He hecho completadas y siempre me ando moviendo pa’ poder llegar acá. Acá yo soy el más chico. Siempre me la ando buscando pa’ sacar la misión adelante. Tuve que hacer completadas… Tengo un jefe que me deja salir antes pa’ entrenar. Antes de venirme tuve que salir a trabajar como carpintero”.
Y si llega a escasear, el “Tanke” tiene el plan más que clara: “He vendido en la feria, he vendido huevos y palta casa por casa. Si tengo que salir a buscarla por mi familia y salir a barrer, lo voy a hacer. Antes de venirme a Estados Unidos no pude dejar un dineral, de hecho, estuve rifando un buzo de la UFC”. No miente, días atrás estuvo lanzando aquella rifa en sus redes sociales.
La razón de porqué no deja de generar ingresos es clara. No hay chance para descansos por ahora: “Tengo a mi esposa y a mi hijo de quienes no me puedo despreocupar”. Eso sí, el dinero no es algo que lo ciegue: “Pa’ mí la plata es un papel. La plata te ayuda pero no es la vida”.
Al ser un peleador reconocido en el país, podría tener la oportunidad de hacer clases y vivir de aquello. Pero siempre hay un pero: “Hacer clases demanda mucho tiempo y yo no tengo ni auto. Me canso de ir al trabajo y volver a eso”.
Pronto eso sí realizará unas masterclass, aunque él no se olvida de quienes se han encargado de entregarle las herramientas que hoy tiene para realizarlas: “Tengo unas masterclass pendientes pero yo las hago con mi profesor porque es gracias a él lo que yo soy y él también se las anda buscando”.
La gran promesa del Tanke Ewert
No es precisamente una gran deuda. Es más bien una promesa. La más grande de ellas es sacar a su familia adelante: “Yo les quiero cambiar la vida, a mi familia, a mi señora y a mi hijo. Tengo todo visualizado, muy claro. Soy caeza dura, tenía un vecino que siempre me decía así jajajaja”, revela un Christopher que se le nota muy relajado.
“Yo ando representando a la gente de población. Mi familia no es de plata. Yo soy de Maipú, como referencia donde hicieron el docureality Dash y Cangry, piola dentro de todo. Tengo amigos en todos lados, conozco todo Santiago y siempre he sido el mismo. Estoy en las MMA pero sigo sin cambiar”, agrega.
Dicha historia la confirma su hermano Mauricio Ewert a BOLAVIP. De hecho, confiesa que alguna vez el “Tanke” tuvo algún entrevero con el Dash jugando fútbol. Nada grave, simplemente cosas de la cancha.
Antes de querer ser peleador disfrutó y vibró con el fútbol de barrio. Fue hincha de Colo Colo, aunque nunca tan apasionado. Le gustaba más jugar que ser fan de algún equipo.
“Ya no me gusta el fútbol. Antes me encantaba. Jugaba en adulta, tercera, segunda. Jugaba en Maipú en un club que se llamaba Joaquín Olivares. Aún converso con gente del club. Yo me paraba en la cancha y nunca miré porte, nada, siempre me enredaba jajaja. Si me tenía que pesar a combos en la cancha, me pescaba jajaja”. asegura.
La porfía de Christopher era tal que sus zapatillas nuevas jamás le duraban. Solo quería jugar a la pelota. Le daba igual si el calzado era el ideal para aquello o no, a tal punto de que no tuvo piedad siquiera con unas zapatillas que le había prestado su propio hermano. Esa sí que es una gran deuda.
“Mi hermano cuidaba sus cosas. Yo mis zapatillas las hacía cagar. Mi hermano tenía sus zapatillas preferidas, me las prestó y me fui pa’ la calle. Él ya andaba de pololo, se las pedí prestadas y salí a jugar y se las hice cagar… todavía me las cobra jajajaja”, confiesa.
De seguro desde este sábado podrá comprar a su hermano varios pares más. Pagará su deuda con creces. Las zapatillas rotas no serán un problema. Difícilmente deba volver a rifar su indumentaria o salir a golpear puertas diciendo “caserita le tengo la bandeja de huevo a cinco luquitas” y recibir un “por ahora no” como respuesta.
Un emocionado Mauricio asegura que nunca le importó vestir la ropa más cara. Al ser el mayor, ahorraba para comprar zapatillas para él, para Christopher y el hermano menor de ambos.
La historia del “Tanke” es 100% de él pero también de los suyos. Del papá taxista y de la mamá que viajaba día a día al centro para llevar el pan a casa. De una esposa que deja todo de lado para alimentar como se debe a un deportista que debió cambiar el arroz con huevo por las mejores proteínas del mercado. Y de Mauricio, claro, quien lo acompañó a cuanto colegio del que fue expulsado y aportó a comprar sus nuevas zapatillas cada vez que estas ya estaban despegadas.
Esta historia es también de quienes lo acompañaron en su cuadrilla en cada obra en la que trabajaron. Quienes aún en el grupo de carpinteros de Whatsapp le dicen: “mírate dónde estay”. De su gran entrenador y amigo Pablo Burgos y del vecino que alguna vez le pasó siempre alguna luca para comprarse una bebida mientras anduvo callejeando con sed. De cada uno que aportó en las completadas y de quienes compraron números de rifa. Esto no es solo parte del texto, son los dichos del “Tanke”: “Yo represento a la gente de población”.
Todo está en sus manos y aunque consciente de que las caídas son parte de la competencia, no echa pie atrás en su sueño de conquistar la élite de las MMA. Eso sí, antes que todo, cierra esta entrevista con un importante mensaje a las juventudes: “Uno decide el destino de uno mismo. He visto muchos cabros que se han perdido, talentosos, que han preferido la calle. La calle no te lleva a nada bueno”.
