En el fútbol hay historias de todo tipo, algunas negativas y olvidables, otras que dan risa, y una de ellas es la que nos revela Marco Olea, jugador de Universidad de Chile que formó parte del plantel que se quedó con el Campeonato Nacional 2004 cuando a la U la dirigía Héctor Pinto.

El Caballero del Gol en conversación con BOLAVIP recuerda que “nosotros nos concentrábamos en El Noviciado en ese tiempo, y justo nos llueve, y para el que conoció ese lugar o tiene noción, eran cinco o seis cabañas, y nada más, más encima la laguna estaba cerca de las cabañas, al llover, eso era un pantano al final

Agregando que “llovió toda la noche y cuando llegó la hora del desayuno, no podíamos salir porque estaba todo todo con agua, entonces me acuerdo que no sé si nos fueron a dejar a la cabaña el desayuno”.

El goleador da cuenta que “el problema vendría después, cuando teníamos que salir para ir a jugar el partido, y en ese momento nos dimos cuenta que el bus no podía entrar, y ya asumimos que tendríamos que salir no más, el agua nos llegaba a la rodilla, así que a salir con ropa nuestra y luego ponernos el buzo del club”.

Marco Olea cuenta que estaba listo para salir a casi nadar cuando “ya estábamos decididos a salir a casi nadar, cuando nos dicen que tenían todo solucionado, que no iban a ir a buscar cabaña por cabaña, y que no tuviéramos problema con eso, que estuviéramos tranquilos, pasó mucho rato sin saber nada“.

El ex delantero cuenta que los minutos pasaban y pasaban “hasta que comienza a sonar un motor fuerte, era un tractor grande con un carro, el que fue pasando cabaña por cabaña y donde se fueron subiendo los jugadores, imagínate eso en esta época, una foto sería el meme de la contra”.

Marco Olea recuerda anécdota con la U en la Ciudad Azul inaugurada por René Orozco

Lo mejor vendría después, porque Olea confiesa que estaban “todos juntos arriba de un carro en un tractor, sin baranda, porque ese carro era para transportar pasto, imagina todo así, con las cosas personales, los bolsos, más encima todos juntos como sardinas, casi abrazados y el conductor más encima no dice ‘no se muevan mucho’, imagínate ¡íbamos a un partido del campeonato en esas condiciones!”

¿Estaban muy enojados con la situación? El Caballero del Gol aclara que “algunos lo tomábamos para la risa, pero tú sabes como es el jugador, a algunos no les gustó nada, pero el grupo era bueno, así que hazte la idea de cómo nos fuimos al estadio, en un tractor (ríe) y arriba de un carro”.