Escalofriante. Una vez más, espeluznante. ¿Otra vez aterrador y van…? De una u otra manera, inadmisible lo vivido por la nadadora húngara Liliana Szilágyi, quien recibió vejaciones de su propio padre y entrenador. ¡De su propio padre! Causa terror, como mínimo. Genera pavor y compasión.
A los 25 años (19 de noviembre de 1996, Budapest, Hungría), Liliana Szilágyi, medallista en el Campoenato Europeo de Glasgow en 2016 (en la prueba de 200 metros mariposa) y olímpica, se animó y, desde sus redes sociales, realizó un desgarrador relato para contar el horror que padeció a manos de su propio padre, Zoltán Szilágyi, tres veces olímpico y hasta 2016 su entrenador.
“Después de tanto dolor y lucha, he decidido hablar de un tema necesario. Abusó de mí. Un hombre de quién debería haber recibido el mayor amor y cariño. Mi padre abusó de mí. Físicamente. Espiritualmente. Sexualmente. Desde que era niña, de forma constante e impredecible, ya sea castigo corporal, intimidación, privación de amor y atención o abuso sexual”, contó. Y siguió: “Hubiera aceptado cualquier cosa por aceptar amor hasta que me di cuenta de que era una ilusión. Golpeaba a mi madre delante de mis ojos cuando estaba embarazada, o si no lograba el resultado esperado. Yo solo era un instrumento. Una marioneta perfecta. Después de todo, el mundo exterior no veía nada más que una familia amorosa y asombrada por el éxito y los resultados de clase mundial”.
En 2016, sin dar explicaciones públicas, la nadadora rompió el vínuclo con su padre. En todo sentido. “Dijeron que era una chica extraña. Ahora, mi padre tendrá su versión. El abogado con modales perfectos que entrena a niños. Quizás nadie creerá lo que es su verdadero yo entre cuatro paredes. Me da igual lo que venga ahora. Ya no soy una esclava, el sentimiento de libertad es enorme. La violencia no discrimina, no estás solo, podemos cambiar esto. Desafortunadamente mi hermana pequeña se quedó con él. Hay una realidad diferente en su cabeza, y quizás el enemigo soy yo. He intentado hacer esto en un ambiente saludable. Espero ayudarla. A mí madre le diría que no me juzgue, porque ella aún debe estar con los traumas que ha sufrido todos estos años”.
Szilágyi pretende que su enorme paso sirva como ejemplo y advertencia a todas aquellas personas que sufran situaciones similares. Por eso, admite, decidió escribir y dejar asentado lo que sufrió en carne propia. Lo hizo palabra por palabra, detalle por detalle como para que no queden dudas del monstruo que vivió y rigió su vida.
Szilágyi celebra su triunfo en los 200m mariposa de los Juegos de la Juventud 2014 (Getty)
Escándalo en Hungría:
La confesión, en letras del molde, de Liliana Szilágyi, provocó una revolución en Hungría, dado que su padre fue un reputado nadador que llegó a representar a su país en los Juegos Olímpicos de Seúl 1988, Barcelona 1992 y Sídney 2000. Mientras era un símbolo del entrenamiento, Zoltán quedó expuesto y con pocas credenciales para intentar rebatir la verdad que su propia hija describió. “Sin haberle defendido nos habría hecho cosas incalculables como consecuencia. Degradando nuestra personalidad, quitando conciencia y emociones. Comparto mis historias para que no crean que están solas. Porque la sensación de libertad es mejor que cualquier otra cosa y yo no soy una esclava de mi propia vida. Él (por su padre) es un abogado adinerado, perfectamente educado y entrenador de natación que se ocupa de niños. Su verdadero yo entre cuatro paredes nadie se lo podría creer sin esto. Cuando volví con mi madre, mi hermana pequeña se quedó con él. Yo no puedo tener una relación con él, pero me pregunto cómo estará ella”.
Por su parte, Zoltán eligió varios medios húngaros para publicar una carta en la que cuenta su versión de los hechos y, de paso, se defiende de todo lo sucedido.
“Querida Liliana. Durante seis años has hecho conmigo lo que has querido y hasta ahora lo he soportado en silencio.Ahora que confundiste a tu hermana y te dirigiste a todo el mundo, ahora me toca hablar con todo el mundo. Después de eso, no quiero defenderme ni dar explicaciones en los medios porque lo que dices no se puede defender. ¿Cómo puedo demostrar que nunca te he golpeado ni maltratado a ti, a tu madre y a tu hermana al mismo tiempo? Espero que esto se aclare en el proceso penal abierto contra mí”, escribió su padre quien abrió un proceso legal por las acusaciones recibidas. Y agregó: “Los que me conocen y también tu sabes la verdad de todos modos. Digas lo que digas, me mantengo en mi declaración de hace seis años por mucho que quieras arruinarlo o por mucho que intentes llamar la atención: ya no os doy apoyo económico a ti ni a tu madre y ambas sabéis la razón. Cada una de tus palabras falsas es una puñalada en mi corazón, pero ya eres adulta y, por tanto, responsable de tus propias decisiones y acciones. Solo me atrevo a esperar que una vez que te enfrentes a lo que hiciste, puedas perdonarte a ti misma. Mientras tanto sí te pediría, como te pedí antes, que utilices el apellido de tu madre en vez de Szilágyi, porque no quiero que manches mi nombre”.
Y Liliana recogió el guante y volvió a usar sus redes sociales para referirse a los dichos de su padre: “Después de los acontecimientos de los últimos días, sigo buscando las palabras adecuadas.Orgullo, fuerza, esperanza.Quizás estas sean las palabras que mejor describen lo que siento. No quiero reflexionar sobre la declaración de mi padre, porque creo que sus líneas hablan por sí solas. No estoy dispuesto a entrar en una disputa abierta, porque todo este asunto es mucho, mucho más valioso que convertirlo en un culebrón. El odio y el ataque sólo pueden crear cosas malas. No he querido ni quiero destruir a nadie, simplemente quiero limpiar mi propio nombre”.
Y parafraseando las palabras de Zoltán, la nadadora agreadeció el apoyo recibido: “Mi equipo, mis partidarios y yo seguimos trabajando para ayudar a quienes también están siendo cuestionados y, por tanto, neutralizados por los abusos que han sufridoy una cosa más, por favor, permíteme enviar un mensaje a mi hermana aquí, porque desgraciadamente no tengo otra forma de hacerle llegar mis palabras”.