El pasado 5 de octubre, en un control realizado en Buenos Aires, Paolo Guerrero dio positivo por la presencia del metabolito de la cocaína benzoilecgonina, que está incluida entre los estimulantes que figuran en la lista de sustancias prohibidas la Agencia Mundial Antidopaje. A partir de allí, para el peruano comenzó una auténtica pesadilla, cuyo mayor golpe llegó la semana pasada, cuando FIFA ratificó la sanción de un año que lo dejará fuera de la próxima Copa del Mundo.

En una entrevista con la Cadena Globo, de Brasil, el delantero de Flamengo insistió en su inocencia y dijo estar siendo "víctima de una injusticia", ya que la propia FIFA admitió que los exámenes no revelaron el consumo de cocaína.

"Tomé un té de anís en Perú porque estaba con una indigestión y en Argentina tomé un té negro con limón y miel porque estaba con gripe. No culpo a nadie, pero la sustancia podía estar en una jarra o en una taza", remarcó Guerrero, quien incluso aclaró que en esos días tampoco tomó infusiones de hojas de coca.

"Ya dejé de jugar partidos con la selección que eran los más importantes de mi vida y ahora no estoy en una final de mi club"

El delantero peruano insistió en que jamás utilizó cocaína ni alguna otra droga y subrayó que en 17 años de carrera profesional ha sido sometido a "miles de controles" antidopaje sin que nunca haya habido siquiera sospechas en su contra.

Por otra parte, se lamentó por las consecuencias de la sanción, que ya lo ha privado, y lo seguirá privando, de disputar algunos de los partidos más importantes de su carrera: "Estoy suspendido. Ya dejé de jugar partidos con la selección peruana que eran los más importantes de mi vida y ahora no estoy en una final de mi club. Es un momento muy complicado".