Conforme crece el interés hacia el futbol femenil mexicano, aumenta la detección de fallas que afectan el desarrollo de su profesionalización. Ya sea a través del respetuoso intercambio de opiniones o de las polémicas con intercambio de insultos, el arbitraje de la Liga BBVA Femenil ha sido un tema puesto sobre la mesa en las últimas semanas debido al mal trabajo de las y los silbantes.

¿A qué se debe que jornada tras jornada sean protagonistas de una liga que lucha precisamente para que las futbolistas se posicionen en el espectro futbolístico de la afición? En Bolavip México hablamos con Mane Camelo, especialista en futbol femenil y futbolera de hueso colorado, para ahondar en una de las aristas más sensibles que tiene el torneo femenino de nuestro país.

“Da la impresión de que usan al futbol femenil para foguearse, parece que no hay formación. Se nota en jugadas que a todas luces son de tarjeta y no las sacan, o en faltas que ni siquiera son marcadas. Pareciera que no lo toman con seriedad”, menciona Mane respecto al desempeño de árbitras y árbitros en general.

En la temporada actual se han registrado dos broncas derivadas del mal desempeño arbitral. De igual manera, en partidos de alta intensidad como Tigres femenil contra Rayadas y Chivas femenil contra América femenil, se observaron acciones como permisión de infracciones constantes sin sanciones, brusquedad en entradas, abuso en reclamos al cuerpo arbitral y provocaciones reiteradas. Este tipo de situaciones terminan por poner en riesgo a las futbolistas.

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“Lo más preocupante es que no hay consecuencias. Tampoco se trata de dejar a una árbitra o a un árbitro sin trabajo, no, pero sí que haya una llamada de atención o una sanción para que eso no suceda más. Sin embargo, eso no pasa. Por el contrario, cada vez son más visibles las fallas arbitrales en los partidos”, refiere Mane.

A ese problema, se asoma otro: la falta de información. La Liga BBVA Femenil informa poco acerca de la formación, capacitación y trabajo que llevan a cabo las árbitras y los árbitros que participan en la liga. Se desconoce cómo es el proceso formativo y profesional que efectúan.

“El trabajo de Mariana Gutiérrez, presidenta de la liga femenil, me parece positivo. Ha hecho muy bien las cosas. Pero en este punto del arbitraje, creo que sí es pertinente que nos ayude con mayor información sobre cómo se trabaja con las y los silbantes, cómo se les supervisa y cómo se les evalúa”,puntualiza Mane.

Y es que recientemente son las propias futbolistas quienes han levantado la voz para expresar su malestar con los arbitrajes que tienen en sus juegos. Han señalado desatenciones, omisiones, así como agresiones. Pero al no haber consecuencias, como dice Mane, esas denuncias quedan en el tintero.

Por otra parte, a diferencia del futbol varonil, el futbol femenil se enfrenta al nulo eco mediático con relación al arbitraje. Mientras que en programas, noticieros y sitios web se puede polemizar por varios días acerca de un penalti no marcado a los hombres, lo que acontece con las mujeres es ignorado. En este sentido, las árbitras y los árbitros corren con la fortuna de no tener presión.

“Si estuvieran en el ojo del huracán, seguramente veríamos respuestas, tal como sucede con el futbol varonil. Desafortunadamente en el femenil no es importante para los medios. Por eso me parece bien que las aficionadas y los aficionados manifiesten en redes sociales los errores que notan en el arbitraje”, indica Mane.

¿Cuáles soluciones proponer? Mane prioriza lo fundamental de informar cómo se profesionaliza a los cuerpos arbitrales para alejar la idea de que se improvisa. Eso va de la mano con el rol de los medios para sus coberturas, lo que deriva en una mayor exigencia profesional para silbantes que pueden llegar más lejos en su carrera si empiezan a consolidarse en el futbol femenil.