El futbol mexicano está repleto de duelos apasionantes. Entre ellos están los clásicos, partidos de alta tensión y rivalidad que poseen una historia y tradición en el que las aficiones lo viven de manera especial; tal es el caso del Clásico Nacional entre América y Chivas o el Clásico regiomontano entre Rayados y Tigres UANL, entre muchos otros.
En este listado de encuentros se debe incluir un choque que, si bien con el paso de las décadas se ha enfriado, no deja de ser considerado como un partido vibrante. Se trata del Clásico Hidalguense entre Pachuca y Cruz Azul.
El motivo por el cual el duelo entre Pachuca y Cruz Azul es denominado como Clásico Hidalguense
Si bien hoy en día La Máquina Cementera está asentada en la Ciudad de México, no siempre fue así. En sus orígenes, Cruz Azul, fundado en 1927, pertenecía al Estado de Hidalgo y había ganado mucho arraigo con la comunidad de aquel lugar. Esto llegó a tal punto que los Celestes fueron conocidos como “el equipo del pueblo”.
Naturalmente, esto no cayó bien en Pachuca, que al momento de la fundación de Cruz Azul llevaba 35 años de existencia, puesto que el club fue fundado en 1892 por mineros ingleses. Por ello, entre la década del 30 y el 50 ambos equipos se enfrentaban en apasionantes duelos en los que se disputaba mucho más que una victoria.
Posteriormente, tras la mudanza de Cruz Azul a la capital nacional, el Clásico comenzó a perder algo de su esencia. A esto contribuyeron los excelentes años de Cruz Azul en la década de los 70, en la cual ganó seis títulos de liga, y el pobre andar del Pachuca, que descendió a la segunda división en la temporada 1972-1973.
Sin embargo, los Tuzos pueden presumir de haber ganado los que acaso puedan ser catalogados como los encuentros más importantes en la historia de esta rivalidad. El primero de ellos tuvo lugar en la final del torneo de Invierno 1999, cuando el equipo que por entonces dirigía Javier Aguirre se impuso en el Estadio Azul por 1-0 tras el 2-2 del partido de ida en Hidalgo.
Once años más tarde se volvieron a ver las caras en una serie por el títulos. Se trató de la final de la Concachampions 2010, en la cual La Máquina se impuso por 2-1 en la Ciudad de México por el partido de ida. No obstante, los comandados por Guillermo Rivarola se beneficiaron por la regla del gol de visitante tras un agónico gol del paraguayo Édgar Benítez, quien anotó a los tres minutos del tiempo adicionado de la segunda mitad para que hacer delirar al Estadio Hidalgo.
Así se construyó la historia del Clásico Hidalguense, en el cual, edición tras edición, ambos equipos se enfrentan rememorando aquel pasado que los vio luchar por el orgullo de una comunidad y que vuelve al presente cada vez que salen a la cancha.