Después del fallo del TAS que regresaba a Alianza Lima a primera división, Jefferson Farfán se animó a volver al club de sus amores. Debutó, metió gol y ganaron aquel partido. Las noticias en la Victoria eran todas positivas.

Este domingo, sin embargo, un mes después de la resolución del tribunal internacional, llegó la primera decepción: aparecieron unas imágenes de la Foquita en un restobar incumpliendo los protocolos de bioseguridad.

Las críticas llegaron por montón. Periodistas como Daniel Kanashiro o Martín Cassana apuntaron contra la figura. Muchos tantos, después de los precedentes del año año pasado, pedían una sanción ejemplar.

En horas de la noche, la Foquita Farfán salió a dar su versión. Aseguró que solo había salido con su grupo familiar y que las imágenes fueron de solo el momento en que vinieron a pedirle una foto. Su único error, según él, fue no usar mascarilla.

Salió también un comunicado del propio club. Ellos aseguraban creer en su descargo e informaban que se le iban a hacer las pruebas correspondientes. En caso salga negativo, todo iba a ser como si no pasó nada. En caso que salga positivo, tocaría el aislamiento correspondiente.

Así, parece haber terminado la novela que dejó con un mal sabor a los hinchas de Alianza y a los hinchas del fútbol. La pregunta que todos se hacen es la siguiente: ¿Qué hubiera pasado si hubiera sido cualquier otro jugador?