Los jugadores de la NBA son humanos considerablemente mucho más grandes, altos y fuertes que el promedio, pero eso no quiere decir que no sean personas que ríen, lloran y sienten tal como los demás.
Es por eso que, a pesar de su gran envergadura y de ser adultos, algunos de ellos son tan sensibles como un niño pequeño cuando se trata de hablar de sus temores, y ese es precisamente el caso de Anthony Davis.
Y es que, el ala-pívot de Los Angeles Lakers, confesó que su mayor temor era la oscuridad, algo que le frustra y que arrastra desde que era un niño creciendo en su natal Chicago:
“Dejo la televisión y la luz del baño encendidas, alguna luz debe estar encendida cuando me voy a la cama. Desearía no temerle a la oscuridad, pero vi muchas películas locas cuando era niño y me arruinaron de por vida”.
Afortunadamente, tanto el Staples Center como los predios de entrenamiento de los Lakers cuentan con una iluminación más que adecuada para que el ‘Uniceja’ muestre lo mejor de su juego y trate de llevarlos a otro campeonato.