150 millones de dólares en coimas. Sí, lo que todos escuchábamos, lo que leíamos en los grandes investigadores del tema, por fin tuvo sus consecuencias.
¿Un poco tarde? Sí, tardísimo. El Departamento de Justicia de Estados Unidos aseguró que dos generaciones de dirigentes son totalmente corruptos. Más de 24 años de enriquecimiento ilícito a costa del fútbol.
“No creo que sea casual, sucede 48 hs antes de una elección de la FIFA, y en el corazón, en la casa de la FIFA”, cuenta Ezequiel Fernández Moores, periodista de ANSA y La Nación, que hace años sigue el tema en detalle.
“Los manejos de dineros han sido a través de bancos estadounidenses. Detuvieron en su momento a gente de la CONCACAF, que a cambio de penas más leves pidió hablar”, agrega. Y prendieron el ventilador. Hay información viene desde adentro, mediante soplones. Chuck Blazer fue el principal topo gracias al cual se consiguieron audios claves para avanzar en esta causa.
Los dirigentes que han caído simbolizan el negocio de derechos y la televisación de partidos, principalmente en América. Pero la investigación tiene otra arista, y esa es la de Rusia 2018 y Qatar 2022. “Los Mundiales por ahora no se tocan”, afirma Fernández Moores. No hubo detenciones ni acusaciones a presidentes de asosiaciones africanas o asiáticas, que están involucrados en sobornos correspondientes a dichas Copas del Mundo.
Hoy el foco está en los derechos de televisión. Son adjudicados en forma directa, sin licitación. Desde siempre opera así.
“Cuando jugás con uno, dejás afuera a otro”, sentencia el periodista. La última semana ESPN sacó una investigación muy fuerte, justo días antes de la elección. Y no fue casualidad.
En Inglaterra la BBC viene fogoneando el caso hace años, especialmente cuando FIFA dejó a Inglaterra sin Mundial en 2018 o 2022. Estados Unidos es otro país que también aspiraba a organizar alguno de esos eventos. Desde entonces, nada fue igual para Blatter. Fue la gota que rebalsó el vaso, y muchos dejaron de mirar para otro lado. Algo se rompió y de a poco comenzaron a florecer denuncias, casos, cuentas en paraísos fiscales, empresas fantasmas, hasta que finalmente el propio FBI logró torcerle el brazo.
Algo olía a putrefacción
El escándalo de la ISL ya había sido un primer golpe, cuando dicha empresa de marketing, apadrinada por FIFA, quebró en 2001. Leoz, presidente de CONMEBOL, Teixeira, presidente de la CBF y Havelange, ex presidente de FIFA, fueron salpicados, y con ellos Sudamérica. En el 2013 todos perdieron sus cargos cuando la investigación avanzó.
Se constató que recibieron 14 millones de dólares en sobornos de ISL, a través de las firmas ficticias Sicuretta, Sanud y Renford. Así lo firmó el periodista Andrew Jennings, quien más sabe quizá del tema, que en Inglaterra comenzaron a darle más cabida desde las elecciones de Rusia y Qatar.
En 1995 FIFA rechaza a IMG y mantiene a ISL como dueña de los derechos de TV y marketing de los mundiales. Constaba de un conglomerado de unas 60 compañías que operaban en red. Fundaciones fantasmas (como “Nunca” o “Sunbow”) fueron claves para mover el dinero sin ser rastreado, mediante cuentas en Íslas Vírgenes o Liechtenstein. Nombres que aparecen y desaparecen en los registros, firmas falsas y transferencias. Un trabajo imperceptible.
De todas maneras ISL quebró por malos manejos y liderazgos, dejando una deuda de 565 millones y una bomba por estallar. En 2002 Thomas Bauer, designado como liquidador de la deuda de ISL, envió cartas a los dirigentes vinculados con pagos en negro. Al no recibir respuesta, en 2003 le abrió quejas civiles a más de 20 de ellos. En 2004 fueron depositados 2,6 millones de dólares en la cuenta de Bauer, tras una transferencia realizada por Peter Nobel, abogado de Joseph Blatter. Bauer dejó los cargos y la FIFA levantó aquella demanda, pidiendo que se deje de investigar a ISL.
En 2010 FIFA llegó a un acuerdo con el tribunal federal de Suiza, por el cual se devolvieron parte de las coimas a cambio del no revelamiento de nombres.
Hubo amnistía y más silencio, pero Thomas Hildebrand, un investigador del juzgado, no cesó la búsqueda. En 2005, gracias a él, la Corte Suprema de Suiza forzó a Nobel a dar información sobre el origen y destino de ese pago de 2.6 millones.
En 2008 otros seis miembros de ISL fueron a juicio. El juez Marc Siegwart confirmó que unos 125 millones fueron parte de sobornos entre 1989 y 1999. Otros 19 entre 1999 y 2001, además de otros 19 transferidos a una cuenta secreta de la fundación “Nunca”. Pero de todas maneras en 2010 FIFA llegó a un acuerdo con el tribunal federal de Suiza, por el cual se devolvieron parte de las coimas a cambio del no revelamiento de nombres.
Fue en 2013, ya con Estados Unidos e Inglaterra encabezando investigaciones, FIFA limpió a Teixeira, Havelange y Leoz y armó comisiones de ética, para intentar limpiar la casa. Pero la ficha ya había caído.
El rastro de una vida licenciosa
Charles Gordon Blazer fue clave en la investigación. El mencionado topo que facilitó el acceso a los documentos claves.
Secretario de CONCACAF durante el mandato de Jack Warner, cuenta con más de 20 millones de dólares de comisiones y sobornos en cuentas en Caimán y Bahamas y más de 30 millones que la CONCACAF depositó entre 2004 y 2011 en su exclusiva tarjeta negra de American Express. Hasta que FBI y el IRS (impuestos) golpearon su puerta. Sus excesos atrayeron a los sabuesos.
Blazer contó todo. Llegó a esconderse micrófonos en sus ropas durante los Juegos Olímpicos de Londres 2012 para grabar a sus viejos compinches. Primero cayó Daryan Warner, hijo de Jack, con una valija con cientos de miles de dólares sin declarar. El Tio Jack es uno de los arrestados, ya expulsado de la FIFA en ese entonces, y quizá el dirigente más corrupto de la historia del fútbol. En CONCACAF lo reeemplazó Webb, otro de los que ha caído en la redada del FBI en Zúrich.
La televisión corrompe
Las Eliminatorias de CONCACAF, la Copa de Oro, la Concachampions, la Libertadores, la Copa América. Todo manchado. En todos estos campeonatos se acusa a los dirigentes a cargo de recibir coimas de empresarios de TV y marketing para la comercialización de derechos.
En diciembre de 2014 admitió esto José Hawilla, dueño de Traffic Group, de Brasil, un grupo que atraviesa el deporte en general, especialmente en lo que es marketing y derechos de televisión. Son dueños también de varios clubes de Brasil: Palmeiras, Gremio, Fluminense y Atlético Mineiro, así como tiene parte de Manchester United. Hace poco había anunciado la compra de todos los derechos de sponsorización de Concacaf. Aaron Davidson, actual presidente, cayó ahora.
Eugenio Burzaco, Aaron Davidson, Hugo Jinkis y Mariano Jinkis son los empresarios acusados.
Traffic operó en conjunto con TyC y Full Play. Burzaco, quien posee la mayor parte de las acciones de TyC, junto a Hugo y Mariano Jinkis, que también están imputados, tienen cargos en el departamento de marketing deportivo del máximo organismo del fútbol mundial.
Los tres están acusados de pagar u$s 150 millones en sobornos y comisiones ilegales para obtener medios de comunicación y los derechos de comercialización lucrativa para los torneos internacionales de fútbol. Hugo Jinkis es propietario de la empresa Full Play, que tiene los derechos de TV de la mayoría de las selecciones de Sudamérica y algunas de la Concacaf. Su hijo, Mariano, es vicepresidente de dicha firma y junto a Torneos y Competencias se aliaron con la empresa Traffic Sports para formar Wematch, empresa encargada de comercializar los derechos de televisación de la Copa América.
Empresarios y dirigentes tejieron alianzas para quedarse con el dinero de nuestra pasión, y no se los vamos a perdonar. Ojalá la justicia tampoco.
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