La decisión del capitán argentino de abandonar la selección por el momento podría repercutir en muchos de sus compañeros, quienes tras una nueva decepción evalúan dar un paso al costado.

“No se nos puede escapar”, fue la frase de cabecera que acompañó al seleccionado argentino durante toda su estadía en los Estados Unidos, acompañada por el oportuno eslogan mediático de “La Tercera es la Vencida”. Pero se escapó, otra vez, y quedó la sensación de que la palabra maldición suena demasiado conformista en un equipo que, si se deja de lado la invocación a la buena o mala fortuna, no ha sabido jugar las finales como la instancia lo demanda.

Lionel Messi se siente responsable absoluto, por ese penal que le tocó fallar, de la última gran frustración argentina. Sabía, apenas vio a los futbolistas chilenos fundirse en otro abrazo de campeón, que todo un país cargaría contra el. Y dijo basta.

Pero el capitán argentino, sin embargo, tuvo que cargar, desde hace un tiempo a ésta parte, con el peso de un seleccionado tibio, que no se anima a generar sin la aprobación del crack. Así como no han sabido jugar sin Messi, tampoco saben bien cómo decidir sin él, y ahora que parece que el crack ya no estará, se desató en Argentina el efecto dominó que desencadenaría casi una decena de renuncias.

Algunas se entienden más que otras. A Mascherano, por líder y referente, le ha tocado cargar con una mochila similar a la del crack y lo que amagó tras la decepción de 2015 podría concretarse en los próximos días. Otro es Higuaín, que volvió a fallar en un partido decisivo y deberá convivir, por otro largo tiempo, con la condena social que, con mayor o menor razón, siempre es violenta y desmedida. ¿Y qué pensará entonces Ángel Di María? Otra vez disminuido a la hora de jugar una definición, siendo titular por encapricharse con su destino, pero habiéndose dado cuenta desde los primeros minutos que, otra vez, no estaba en condiciones de jugar una final.

“Varios están pensando en irse”, reveló Sergio Agüero luego de que se dieran a conocer las palabras de su amigo. Él es otro de ellos, aunque no fue tan tajante. Y la lista sigue con Biglia, Rojo, Lavezzi, Andujar y Sergio Romero. Demasiados nombres que podrían obligar a que el famoso recambio se vuelva una cuestión obligatoria.

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