Los choques divisionales siempre son duros, físicos, y competitivos. Si a esto le sumas la historia que comparten los Pittsburgh Steelers con los Cleveland Browns, esto es una bomba de tiempo.

No obstante, ni siquiera la rivalidad histórica es motivo suficiente para justificar las acciones del final del choque de jueves por la noche, cuando Myles Garrett le arrebató el casco a Mason Rudolph y empezó a golpearlo con esto.

Evidentemente, los jugadores de Pittsbugh acudieron en defensa y resguardo de su mariscal de campo, ocasionando una gresca lamentable para todos los que presenciaron esta terrbile escena.

En consecuencia, Mike Tomlin, entrenador de los Steelers, trató de mantener la compostura cuando la prensa le preguntó al respecto, aseverando que "se guardaría sus opiniones para sí mismo pues todos habían visto lo que sucedió."

Sin embargo, tras mayor indagación y presión de la prensa, Tomlin no tuvo más remedio que hablar un poco al respecto, asegurando que era "lo más lamentable que había visto alguna vez en un campo de fútbol".

Se espera que la liga tome acciones contundentes en contra del defensivo de los Browns, que debería ser suspendido, al menos, hasta el final de la temporada, todo sin pago y con una enorme sanción económica.