El sábado estaba estipulado que la revancha de la final de la Copa Libertadores entre River y Boca se lleve a cabo en el Estadio Monumental.

Sin embargo, fruto de los incidentes ocurridos con los hinchas del Millonarios, quienes agredieron a los deportistas del Xeneize, el cotejo fue postergado para el día siguiente (domingo).

Pese a ello, adentrada la tarde del último día de la semana, Conmebol volvió sobre sus pasos una vez más y decidió patear el compromiso hasta nuevo aviso.

El malestar de diversas instituciones se hizo sentir, ya que varios partidos de la Superliga Argentina fueron postergados para que la policía se centre en hacer el operativo policial de forma correcta.

Sin lugar a duda que los más afectados fueron San Lorenzo y Huracán, quienes debían jugar entre si y disputar uno de los clásicos más apasionantes del fútbol argentino. 

El Ciclón tuvo que buscar la forma para decirle a todos los hinchas que habían viajado desde muy lejos que el compromiso ante el Globo había sido postergado. 

El presidente de Globo, por su parte, disparó contra el club rival y destacó que "si no se puede jugar en 48 horas deberían darle los puntos a Huracán".

Todo esto se podrían haber editado, pero la historia es la que todos conocemos. Ahora, no solo el cruce de la Libertadores está postergado, sino que también dicho Clásico aguarda por la fecha correspondiente para que se lleve a cabo.