Shaquille O'Neal fue uno de los pívots más dominantes de la historia. Para muchos, el mejor de todos los tiempos. Aunque su gran talón de Aquiles siempre fueron los tiros libres.

Al final de su carrera de 19 años, Shaq terminó con solo el 52.7 desde la línea. Una de las peores cifras de la historia. Su debilidad llevó a que los equipos comiencen a realizar la estrategia “Hack-a-Shaq”, que consistía en cometerle falta para que vaya a la línea a ganarse los puntos.

En una entrevista con Espn, O'Neill rememoró una anécdota con el difunto David Stern, excomisionado de la NBA. “Lo que me encantó de David Stern fue que era real. Entonces, vamos a su oficina un día porque estoy al final y le dejo saber 'Sr. Stern, la próxima vez que alguien me haga un ´Hack-a-Shaq´, no me importa tomar 15 o 20 juegos'”, recordó.

A lo que Stern, en aquel momento, le respondió: “Shaq, ¿estás aquí quejándote de las incrustaciones? Tengo 28 equipos quejándose de ti”, contó Shaq entre risas.

Su debilidad no le impidió ganar cuatro anillos, siendo tres veces MVP de las finales. Como así tampoco su capacidad anotadora: es el octavo jugador con más puntos entre los que han jugado en la liga estadounidense. Si además metía los libres, ¿qué quedaba para el resto?