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Más allá de lo que indica la televisión en vivo, la atmósfera en el mismo lugar de los hechos siempre es única, especial e irrepetible y esto pudo volver a comprobarse con el penal en el Estadio Azteca.
Raúl Gudiño se lo atajó a MatheusUribesobre la hora y desató la alegría y el festejo en los visitantes sumado a los nervios, el dramatismo deportivo y la tensión de los dueños de casa.
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El estallido de los vestidos de rojiblancofue realmente impactante, al mismo tiempo que la frustración de los azulcremasinvadió el Coloso de Santa Úrsula.
Ese instante quedará grabado a fuego en la memoria del fútbol mexicano en general más allá de los colores y las cuestiones personales.
Así se vio por la televisión:
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