La ausencia de Carlos Tevez entre los once titulares que enfrentarán a Ecuador en el inicio de las Eliminatorias se volvió una cuestión de Estado en Argentina. ¿Pero cuáles son las cualidades y antecedentes que ponen al delantero de Boca por encima del resto?
Desde que se dio a conocer la gravedad de la lesión de Lionel Messi, y por consiguiente su ausencia, al menos, en los dos partidos que deberá afrontar Argentina en el inicio de su camino hacia el Mundial de Rusia, el nombre de Carlos Tevez comenzó a alzarse, con el impulso de los medios de comunicación dominantes y formadores de opinión, como su reemplazante natural. Sin embargo, Gerardo Martino no eligió incluirlo, por lo pronto, entre los once titulares que recibirán a Ecuador en el Monumental, despertando la indignación de esos mismos comunicadores y un pedido tan masivo como fogoneado de su inclusión.
El interrogante de por qué no Tevez inundó los medios de comunicación argentinos hasta el hartazgo, incrementándose el nivel de insistencia a medida que se acercaba el día del partido, pero nadie pareció haberse puesto a analizar, realmente, cuáles son las cualidades y antecedentes que permitirían poner al jugador de Boca por encima del resto.
Le guste a quien le guste, Lionel Messi, el crack a reemplazar, es el eje del seleccionado argentino. No precisamente por su rol de organizador de juego, sino más bien porque su capacidad inigualable de resolver lo imposible, de generar un ataque donde un segundo antes no existía nada, y de provocar temor y cuidados especiales en los rivales desde mucho antes del inicio del juego. Tevez, le guste a quien le guste, no es un conductor. No lo hace en Boca, a pesar de ser un ídolo indiscutible, mucho menos lo ha sido en la selección, y ni siquiera lo fue en Juventus, donde mostró su mejor nivel en la última década ganándose, merecidamente, la oportunidad de regresar a la selección.
Ni siquiera hace falta el análisis de situaciones puntuales, que lo han mostrado, en amistosos y en la última Copa América, decidiendo mal los destinos de la pelota, chocando en exceso con los rivales, demorando o ensuciando contraataques. Pasó, pero no hace falta. Sí hace falta entender que Martino considera a Tevez un centrodelantero, función para que ha elegido a Sergio Agüero, de condiciones indiscutibles para cualquiera que quiera detenerse un segundo a pensarlo.
La ausencia de Messi debe suplirse con futbolistas que puedan disimularla. Con jugadores que, salvando las distancias mayores o menores según los gustos de cada quien, intenten jugar a lo mismo. Por eso, en un acierto de Martino, la elección de Ángel Correa parece la indicada. Por eso y porque el jugador del Atlético Madrid está dando sus primeros pasos en la selección, a la par que atraviesa un gran momento en Europa. El sí necesita mostrarse, probarse ante sus compañeros y ante un público que todavía lo mira de reojo.
Tevez, como el enorme jugador que es, no tiene que demostrarle nada a nadie. El entrenador y sus compañeros saben muy bien cuál es el aporte que le brinda al equipo. El mismo Tevez supo entender el rol que le tocó cumplir en la Copa América y deberá entender que no tiene por qué ser distinto ahora, cuando el entrenador y el grupo han salido intactos de la última gran decepción en tierras chilenas.
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