La aparición de Guillermo Marino en Newell’s, tras un semestre en que Bambino Veira lo puso en espera, fue absolutamente prometedora. En 2004, con la confianza plena de Tolo Gallego, fue uno de los puntos altos del equipo y marcó ante Gimnasia y Esgrima de La Plata un golazo clave para la obtención del título en el Apertura 2004.
La promesa pareció volverse realidad cuando fue nada menos que Boca el club que puso sus ojos en él. Tanto presionó para llegar al Xeneize que quedó seis meses parado por no acordar la renovación de su contrato con el equipo rosarino. Si fue o no esa espera lo que lo afectó es muy difícil de determinar, pero el oriundo de Los Surgentes, pequeño pueblo cordobés de menos de 4 mil habitantes, no volvió a ser el mismo.
Resistido al punto de ser considerado uno de los peores refuerzos del club por aquellos años de éxitos recurrentes, se dio el gusto de todos modos de participar de 59 partidos en dos ciclos diferentes, interrumpidos por un pasó sin éxito por los Tigres de la UANL, aunque solo en 4 de ellos completó los 90 minutos. En ese tiempo, fue parte del plantel (y disputó dos partidos) que conquistó la Copa Libertadores en 2007, con Miguel Ángel Russo como entrenador y Juan Román Riquelme como figura estelar. Además, conquistó dos títulos de Primera División, Copa Sudamericana en 2005 y Recopa Sudamericana en 2006.
Chile, un breve resurgir
Cada vez más postergado en Boca, Guillermo Marino se marchó con el pase en su poder y encontró sitio en Universidad de Chile, que apostó por él para reemplazar a Walter Montillo. En sus primeros meses fue postergado por Jorge Sampaoli, pero fue éste mismo quien encontró una nueva función para él, retrasándolo algunos metros, y recuperó algunas pinceladas, discontinuas, del jugador que había brillado en Newell’s. Con altos y bajos, perseguido también por las lesiones, fue tres veces campeón de la Liga de Chile y también conquistó una Copa Sudamericana y una Copa de Chile.
Abducción extraterrestre
Del paso de Guillermo Marino por el fútbol chileno no solo quedaron cinco títulos por recordar, sino también el relato de una experiencia paranormal que sus excompañeros recuerdan con humor, pero qué él asegura fue cien por ciento real.
El encargado de contar lo sucedido fue Gustavo Lorenzetti, recientemente retirado el año pasado y compañero del ex Boca en Universidad de Chile. “El dijo que había llegado tarde a un entrenamiento porque lo habían secuestrado los extraterrestres. Te contaba lo que había sentido y todo”, había recordado hace poco más de cuatro años en el programa Lado B.
“Te explica que de repente estaba perdido y que fue secuestrado por los extraterrestres, que te toman el alma y te analizan. Mientras tanto, en el camino te van cuidando. Yo lo creí porque él te lo cuenta de una manera seria. Él es muy correcto, no va a llegar tarde a ningún lado. Es muy creyente y lee libros todo de ese tipo. Por eso no me quedó más que creerle por la seriedad con la que lo contó”, aseguró.
Un grave accidente que marcó su carrera
Poco después de irse de Universidad de Chile, otra vez con el pase en su poder y con buen mercado para decidir la continuidad de su carrera, Guillermo Marino sufrió un grave accidente automovilístico cuando un caballo se cruzó en su camino por Ruta 2, en la provincia de Córdoba. Aunque fue rápidamente dado de alta, su mujer, que viajaba como acompañante, se llevó la peor parte y estuvo tiempo internada. Toda la situación, según él mismo se encargó de reconocer, le generó consecuencias emocionales más que físicas de las que le tomó casi un año recuperarse para estar listo para volver al ruedo.
Con ofertas en el exterior que no llegaron a concretarse, ese regreso se produjo en la B Nacional y con la camiseta de Boca Unidos de Corrientes. Allí permaneció un año hasta su arribo a Atlético de Rafaela, para volver a formar parte de la élite del fútbol argentino. Tras 23 partidos en La Crema, incluyendo Liga y Copa Argentina, decidió retirarse a finales de año.
Su presente como entrenador
Después del retiro, Marino hizo carrera como entrenador de la mano de Sebastián Beccacece, a quien acompañó en sus pasos por Defensa y Justicia, Racing y recientemente en Elche, equipo con el que les tocó descender desde la Liga en la temporada 2022/2023 y al que también comandaron en la presente temporada en Segunda División. En febrero de este año, incluso, le tocó estrenarse como primer entrenador durante una sanción de tres partidos para Beccacece en los que se encargó de tomar el mando.