“¡Kiricocho! ¡Kiricocho! ¡Kiricocho!”. El grito puede escucharse en cualquier cancha de fútbol en momentos clave, cuando hay peligro de gol. Cuando se está por patear un penal, un tiro libre o simplemente cuando un equipo ataca. Y la expresión siempre sale de los rivales. ¿Qué significa Kiricocho (o Quiricocho)? No es más que una palabra que se utiliza para desearle mala suerte al contrario. Para mufarlo.
El personaje fundamental para crear esta expresión que tiene su origen en Argentina es Carlos Salvador Bilardo. Tal vez el mayor exponente de las cábalas futboleras en nuestro país, el Narigón fue quien le dio lugar a Juan Carlos Revagliatti, apodado Kiricocho. En sus tiempos de director técnico de Estudiantes de La Plata, lo utilizaba como un amuleto para transmitir energía negativa a los contrarios: lo mandaba a saludar a sus rivales e infiltrarse en la hinchada visitante.
Revagliatti era un quinielero de los que levantaba las apuestas en los bares y negocios de barrio. Ilegal, claro. Conoció al Bilardo futbolistas, en la década del 60, y fue un habitué de los entrenamientos de Estudiantes en los tiempos del Doctor como DT, a comienzos de los 80. Todo el plantel empezó a apostar con Kiricocho, pero resulta que nadie acertaba un número y así se generó su fama de mufa. Y el Narigón transformó es pérdida económica de las apuestas en una carta a su favor para engualichar a los rivales.
Kiricocho, el arma de Bilardo contra sus visitantes
Antes de que siemplemente su apodo tuviera poderes sobrenaturales, Bilardo le dio a Revagliatti dos tareas para “transmitir” sus malas ondas. La primera era esperar a los planteles rivales que llegaban al estadio Pincha en La Plata y saludar a todos los futbolistas. Después de eso, se inflitabla en la popular visitante para seguir esparciendo su mufa… Estudiantes fue campeón del Metropolitano 82 y del Nacional 83 (ya con Eduardo Manera como técnico porque el Narigón había asumido en la Selección Argentina) y, además de los méritos deportivos, todos estaban convencidos de esa ayuda extra que habían puesto en práctica.
Así, Kirichocho se exportó de La Plata al mundo. No porque el quinielero haya viajado por todos los estadios del planeta, sino porque se empezó a utilizar su apodo como un grito en momentos de riesgo. Y cruzó todas las fronteras. Hasta el propio Bilardo se sorprendió cuando lo escuchó nombrar en su etapa como entrenador del Sevilla: luego supo que Simeone y Maradona, los dos argentinos que tenía en el plantel, habían sido los autores de propagar los poderes de Kiricocho.
Los videos donde se escucha el famoso apodo tienen protagonistas de los más variados. Del plantel de México en la final de los Juegos Olímpicos 2012 ante Brasil a Earling Haaland (sin saber qué significaba) frente al arquero marroquí Bono, que se lo había dicho antes, en un Borussia Dortmund ante Sevilla por el Champions League, pasado por el italiano Giorgio Chiellini “ayudando” a que Gianluigi Donnarumma le atajara un penal al inglés Bukayo Saka en la final dela Eurocopa 2021.
Chiqui Tapia y el pedido de ayuda a Kiricocho en el Mundial de Qatar
Entre tantos ejemplos que se han visto y escuchado recurriendo a la palabra maléfica, una de las últimas anécdotas que salió a la luz la contó el presidente de la Conmebol, Alejandro Domínguez, cuando presentó el proyecto para que Argentina, Uruguay y Paraguay sean sedes de los primeros encuentros del Mundial 2030. “En el primer partido en Qatar, con Chiqui estábamos sentados al lado, y en 27 años no había escuchado este nombre, pero en cada ataque contra la Argentina escuchaba ‘Kiricocho, Kiricocho, Kiricocho’. Primero pensé que Chiqui estaba llamando a alguien pero después supuse que tenía que ver con mala suerte al equipo que estaba atacando. Pero Kiricocho contra Arabia Saudita no vino. El segundo partido, cuando llegó a la cancha, le dije: ‘Kiricocho, por favor aparecé hoy porque te vamos a necesitar’“, recordó el directivo paraguayo.
