Tras un largo pelotazo al espacio, Lamine Yamal condujo hacia el área y engañó a todos los defensores de Real Madrid. El joven de apenas 17 años dio el pase hacia atrás para la llegada de Pedri, que remató desde afuera del área y marcó un golazo que significó el 1-0 a favor de Barcelona en la final de la Copa del Rey.
Poco pasaba en el trámite del encuentro hasta que llegó el tremendo zapatazo del mediocampista español. Sin embargo, para cambiar el curso del Clásico que define qué equipo levantará el trofeo, se juntaron dos de los más jóvenes del conjunto catalán: asistió el chico sensación y el volante de 22 años la colgó del ángulo.
Esta fórmula no es ninguna novedad en el elenco de Hansi Flick. Es que en más de una ocasión Yamal utiliza la gambeta hacia adentro para amagar a patear al arco y asistir a alguno de sus compañeros que llegan con la jugada de frente. Y en esta oportunidad se volvió a repetir y fue Pedri el que lo aprovechó.
Lo cierto es que en la primera parte el Barcelona volvió a ser superior a su rival y desde el típico juego de posesión que acostumbró a tener desde el inicio de la temporada, manejó los tiempos a su gusto. Mientras tanto, el equipo de Carlo Ancelotti optó por retroceder considerablemente en el campo de juego e intentar salir de contraataque con los veloces delanteros.
El 4-2-3-1 de Flick impuso condiciones desde el primer minuto de juego eligiendo atacar por los costados para aprovechar el desequilibrio de sus extremos. Por izquierda lo hizo con Raphinha y por derecha Yamal, mientras que en la zona central De Jong y Pedri hacían circular la pelota y Dani Olmo junto a Ferrán Torrés se escurrían de los zagueros centrales contrarios.
En cambio, el 4-3-1-2 que diagramó Carletto estuvo más enfocado en disminuir el peligro que podía generar el conjunto blaugrana que en intentar rematar al arco que defiende Szczesny. Vinicius, Rodrygo y Jude Bellingham apenas participaron del juego, siendo los principales afectados por la casi absoluta posesión del Barcelona en el primer tiempo.
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