A veces, la lección más importante de un partido de fútbol no se da en el campo de juego. Aunque la derrota de la Selección Chilena por 2-0 ante Japón en el Mundial Sub 20 fue un golpe deportivo para la hinchada nacional, la jornada dejó una postal imborrable y un ejemplo digno de imitación, protagonizado por los aficionados visitantes.

Una vez que el arbitro Jalal Jayed pitó el final y mientras la gran mayoría de los 45.000 asistentes chilenos comenzaba a retirarse en silencio, las cámaras fotográficas y los celulares se centraron en un admirable ritual que tenía lugar en la galería. ¿Qué pasó?

La lección de respeto de los hinchas de Japón en el Estadio Nacional

Los entusiastas seguidores de la selección japonesa, en vez de limitarse a celebrar la importante victoria, desplegaron grandes bolsas de basura y comenzaron a recorrer las gradas, fila por fila.

De manera organizada y metódica, recogieron cada vaso, envoltorio y residuo que había quedado no solo en sus asientos, sino en toda la zona que ocuparon. La imagen, captada por otros asistentes y reporteros gráficos, no tardó en viralizarse en redes sociales, generando una ola de comentarios de admiración.

Hinchas de Japón recogiendo la basura del Estadio Nacional | FOTO: Jonnathan Oyarzun/Photosport

Este gesto, que para la cultura japonesa es una práctica habitual conocida como “souji” (limpieza), se ha convertido en una admirable tradición en cada torneo internacional al que asisten. Su filosofía es simple pero poderosa: el lugar que ocuparon debe quedar igual o más limpio de como lo encontraron, como una muestra de gratitud y respeto hacia el país anfitrión.

En vez de festejar un triunfo, los japoneses realizaron un acto de respeto | FOTO: Jonnathan Oyarzun/Photosport

Mientras en la cancha su selección daba una lección de disciplina táctica, en las gradas sus hinchas impartieron una cátedra de civismo y cultura.

La acción de los fanáticos japoneses se transforma así en el otro gran legado de su paso por Santiago, un “golazo” de educación que invita a la reflexión y, sobre todo, a la imitación en nuestros propios estadios. Un gesto para aplaudir y, sin duda, para replicar.