Por primera vez, Gustavo Álvarez habló sobre la masacre vivida por los hinchas de Universidad de Chile en Buenos Aires. El DT azul aprovechó para denunciar una delicada situación en la visita a Independiente de Avellaneda.
¿Qué pasó? El entrenador fue consultado sobre qué tan compleja fue aquella noche del 20 de agosto y no escondió su fragilidad. Con la voz quebrada, confesó que la pasó mal. La angustia dominó su mente.
“Fue muy difícil, porque es inevitable seguir hablando un poco del tema. Lo de esa noche lo sintetizo con una palabra, que es locura. Y la locura no tiene explicación racional“, comenzó señalando.
Tras ello, lanzó la brutal acusación contra la barra brava del elenco bonaerense. Una situación que le siguió dando vueltas en los días posteriores al lamentable suceso.
“Le voy a dar un ejemplo. Tengo un hijo de 9 años que estaba en la cancha y que estuvo encerrado en un palco una hora y media con hinchas del otro equipo amenazándolos“, comentó.
“Cuando nos volvimos a ver, cerca de las 01:00 horas, me hizo dos o tres preguntas que no tuve respuesta. Fíjese lo difícil que es reenfocarse, yo digo que me hace replantearme todo, como adulto, en esta sociedad que vivimos”, agregó.
La pesadilla de Universidad de Chile
Finalmente, el director técnico de los azules destacó cómo la barbarie vivida afectó al primer equipo. Tanto él como sus dirigidos no podían creer lo que había ocurrido.
“Por ese motivo pedimos suspender el partido con Everton. Me parece que hubo dos factores: lo emocional post-trauma. Fue muy traumático. Y segundo, por respeto. Teníamos hinchas que estaban hasta desaparecidos“, aseveró.
“Y no me parecía, bajo ningún punto de vista, que siga el circo, el show debe continuar. No es así para nada“, concluyó.
