No es un secreto que Brasil y Jair Bolsonaro quieren conseguir la Copa a toda costa. Tampoco lo es que muchas veces que toca jugar de visitante, la localía se hace sentir más allá de las canchas y tribunas de los estadios.
La polémica ya había arrancado con unas bengalas y explosiones a las afueras del hotel donde se alojaban los argentinos. Esto se exacerbó con el partido del martes y dos penales debatibles que no fueron analizados en el VAR.
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En este sentido, Perú también ya comenzó a ser víctima de este tipo de manejos. El entrenamiento de hoy fue un claro ejemplo.
Según periodistas nacionales, el campo estaba ocupado así como el gimnasio, el cual tuvieron que compartir. Para la prensa, por otra parte, no había sala y la lluvia los mojó.
Así comienza la final en Rio de Janeiro. Con ello, parece que Brasil no se siente tan confiado como parece y muestra, más bien, un poco de temor.