En el vestuario de Palmeiras, tras jugar ante Gremio la ida de los cuartos de final de la Copa Libertadores, habrá sido todo fiesta.
Bueno, todo menos una parte: seguro Felipe Melo no podía sonreír sabiendo que se perderá el partido de vuelta.
Los de Scolari ganaron 1-0 de visitante, un resultado más que bueno pensando en seguir avanzando a nivel continental.
Pero el mediocampista, que hace 9 días había sufrido otra expulsión por una violenta falta, esta vez vio la segunda amarilla por una infracción más leve, y tuvo que dejar el campo de juego a poco del final.
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A diferencia de mostrarse como siempre, duro, quebró en un llanto desconsolado, y sus compañeros tuvieron que abrazarlo y acompañarlo en todo su camino rumbo al vestuario.