Primero golpeó Luis Suárez y silenció a todo el Santiago Bernabéu. Y claro, cuando no, después le tocó a Lionel Messi.
La Pulga se hizo cargo de un penal, le pegó con una violencia bárbara, le destruyó el arco a KeylorNavas y fue el 0-2.
La fiel costumbre del hombre de la Selección Argentina, quien sigue siendo la peor pesadilla de la historia del Merengue.
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