Con voz liviana, Jorge Burruchaga narra lo que filma una cámara Super 8 en las instalaciones del Club América un día antes del partido frente a Inglaterra. Se escucha tranquilo y alegre a ‘el Burru’, distante de los nervios que puede engendrar un duelo mundialista de Cuartos de final contra la selección de nombre impronunciable en Argentina por el conflicto de Las Malvinas. Está confiado gracias a lo que ve: cuatro mujeres haciendo trabajos de costura en camisetas azules depositadas sobre una mesa.
Esas mujeres son las bordadoras improvisadas del América, trabajadoras de cocina y mantenimiento que asumieron el reto de solucionar la emergencia del seleccionado argentino, que a unas cuantas horas de pisar el Azteca no tiene uniforme para medirse a los ingleses. O eso se cree. Ellas son las encargadas de que se presenten a su compromiso como si nada hubiera pasado.
Sus manos y oficio son valoradas por futbolistas como Diego Armando Maradona y Jorge Burruchaga, quien pide un monumento para ellas y para todos en caso de que la Albiceleste resulte campeona del mundo. Y no es para menos. Esas playeras fueron compradas de imprevisto debido a dos problemas. Uno es que los organizadores de la Copa del Mundo no contemplaron el clima como factor en contra de los equipos. El segundo fue una fatalidad argentina luego de intercambiar su camiseta de visita contra los uruguayos en Octavos de final, llevándose la sorpresa de que debían jugar de ese mismo color contra Inglaterra, pero ya no tenían atuendos de repuesto.
El partido está programado a las 12 del día, un horario en que el calor pega a 40 grados en Ciudad de México y Bilardo sabe que eso va a matar a sus dirigidos. Astuto, sagaz y colmilludo como es, ‘el Narigón’ rápido encontró remedio. Decidió a la brevedad que lo urgente era conseguir camisetas de un azul más ligero al que acostumbra usar Argentina como visitante, porque entre menos oscuro sean más compensará el desgaste físico.
Encuesta ¿Merecen su monumento las heroínas del América en el 86?
¿Merecen su monumento las heroínas del América en el 86?
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Héctor Miguel Zelada, portero del América y tercer arquero de Argentina, conoce bien la capital mexicana, así que les informó a los utileros que en Tepito podían conseguir esas vestimentas. Haciéndole caso, Bilardo ordenó que fueran al barrio bravo para adquirir todas las playeras azules que encontraran, siempre y cuando se parecieran a las de la Albiceleste. Y eso hicieron.
Con 40 camisetas regresaron al Club América para que las cuatro mujeres pongan manos a la obra en pegar números con planchas y bordar escudos, además de coser algunas para que se ajustaran a los cuerpos de los futbolistas. En este momento, sereno e incrédulo a la vez, Burruchaga desconoce que el milagro habrá de cumplirse. La pregunta en un futuro radicará en cuestionarse dónde está el monumento prometido a las heroínas de Argentina en 1986.