El debate en torno a la Selección Mexicana que se ha iniciado tras el fracaso en el Mundial de Qatar tiene como uno de sus puntos centrales la necesidad de contratar a un entrenador mexicano para ocupar el cargo que dejó con más sombras que luces el argentino Gerardo Tata Martino.
Sin embargo, uno de los principales problemas para cumplir con este cometido es que en México no sobran los entrenadores con la jerarquía que demanda semejante tarea, en parte porque los propios clubes apuestan mucho por los extranjeros y e parte porque algunos de los futbolistas de mayor renombre durante las últimas décadas han elegido caminos diferentes una vez retirados al que los ligue a los banquillos.
Si se tiene en cuenta todo esto, más allá de quién pueda ser el elegido para comandar al Tri en el ciclo que culminará en la disputa del Mundial de 2026 en el que México será sede junto a Estados Unidos y Canadá, es imposible no pensar en Andrés Guardado como el entrenador del futuro para la Selección Mexicana.
El Principito, que al igual que Memo Ochoa ha disputado en Qatar su quinto Mundial como futbolista, no está pensando todavía en el retiro y de hecho ya está plenamente reincorporado a la disciplina del Betis. Sin embargo, está realizando ya el curso de entrenador y se confesó un apasionado por esa disciplina.
Guardado es un futbolista de mundo. Un mexicano que se ha mantenido en la élite del futbol europeo durante 15 años, aprendiendo de las escuelas alemanas, españolas y holandesas. Ha sido pupilo de grandísimos entrenadores y ha sacado provecho de cada una de sus lecciones. Si se lo propone, será ineludible pensarlo entre los candidatos del futuro a comandar al Tri. Incluso si se piensa en el ejemplo de Lionel Scaloni con la Selección Argentina, bien podría apostarse por él sin que tenga demasiada experiencia previa en los banquillos, pues mucho de lo que hay que saber ya lo ha aprendido jugando.