La violencia vista en el estadio La Corregidora, entre barras de Querétaro y Atlas, generó muchas repercusiones de rechazo y reflexión para que este tipo de acciones dejen de ser habituales en la Liga MX. Muchas personas se expresaron al respecto y el futbol mexicano atraviesa un momento de reflexión, mientras se espera también que las investigaciones avancen para tomar medidas y trabajar para que ese tipo de hechos no vuelvan a ocurrir.

Las consecuencias para el futbol mexicano no tardaron en verse, con la suspensión de la jornada 9, la cual se encontraba en curso. Asimismo, ya no habrá visitantes en los estadios, corre peligro la sede del Mundial 2026 y hay quienes se organizaron para que el Tri sea sancionado y no esté en Qatar 2022. Aunque esto parece poco posible a estas alturas, recuerda a otro escándalo protagonizado por el futbol mexicano.

Corría la década de los 80 cuando la Selección Mexicana sub 20 buscaba clasificar para el Mundial de dicha categoría, a disputarse en 1989. El Tri ganó los encuentros de clasificación, con triunfos ante Guyana y Guatemala, y logró la clasificación al certamen. Sin embargo, se descubrió que la Federación Mexicana de Fútbol había modificado las edades de algunos futbolistas. Esto se comprobó gracias al Anuario oficial que publica la propia entidad.

Tras quedar al descubierto aquella manipulación a las actas de nacimiento, México fue suspendido de toda participación internacional y no pudo decir presente en el Mundial de Italia 1990, el cual acabó en manos de Alemania, tras vencer por 1-0 a la Selección Argentina campeona años atrás, justamente, en suelo mexicano. Este caso fue conocido como el de los “cachirules” y representa uno de los más vergonzosos en la historia del Tri.

¿Quiénes eran los jugadores involucrados?

Los futbolistas que estaban registrados de manera errónea fueron cuatro; el primero, José de la Fuente, quien tenía una edad alterada por apenas dos años, el caso menos grave de los cuatro. A Gerardo Jiménez, José Luis Mata se les adulteró la edad por cuatro años, mientras que a Aurelio Rivera por cinco. Estos graves hechos significaron además las inhabilitaciones para muchos funcionarios de la Federación Mexicana de Fútbol.