Cuando se botó a Juan Máximo Reynoso de su cargo en Cruz Azul, exigían al entrenador peruano una reinvención en su estilo de juego, porque un club grande como ‘La Máquina Cementera’ necesitaba algo más. Estéticamente hablando, y todos esos conceptos de una directiva que, en teoría, buscaba un salto de calidad. Pero eso no apareció, aunque en un principio se sintieron muy seguros de su decisión.
Contrataron al uruguayo Diego Aguirre (ex Alianza Lima), ‘La Fiera’ tenía la opción de mejorar todo lo que había conseguido ‘El Cabezón’. Pero este director técnico nunca pudo sostener lo que prometió en la previa, que se basaba en temas de estilo y poderío ofensivo. No aparecían los resultados, y habían errores de conceptos importantes. Hasta que llegó este partido considerado como clásico en Liga MX.
Porque ambos llegaban en una situación casi semejante por rendimientos y también en los resultados irregulares. Sin embargo, la realidad le golpeó en toda la cara al cuadro de nuestro compatriota Luis Abram. El ex defensa central de Sporting Cristal, no logró hacer un gran partido, pero no tuvo responsabilidad directa en ninguno de los SIETE GOLES que recibió Cruz Azul. Porque es así, América destrozó por 7-0 a los ‘celestes’.
Las redes sociales fueron contra los propios jugadores, y principalmente contra la directiva. Porque no se reforzaron bien, echaron de manera poco criteriosa a Juan Reynoso, quien ahora tiene el trabajo de su vida en la Selección Peruana. Se puede decir, una vez más, que cuando se gestionan mal las cosas, los resultados son estos. Obviamente, Diego Aguirre fue echado a las horas del resultado, esta goleada es saca técnico.
El reconocido periodista deportivo mexicano, y relator mundialmente respetado, Christian Martinoli resumió todo lo que hemos contado en un solo mensaje: “Destrozaron un equipo campeón en tiempo récord. Cruz Azul es capaz de lo inimaginable”. Y para cerrar, un detalle no menor. Nunca en sus 95 años de historia, “La Máquina” había recibido siete. Vergüenza absoluta, deben irse todos después de este bochornoso momento.