Barcelona cerró el mercado de fichajes con unas operaciones llamadas a hacer ruido en el Camp Nou. Tras dos años en la ciudad condal, Antoine Griezmann regresará al Atlético de Madrid en una cesión de compra obligatoria que ha vuelto a exponer a Joan Laporta y la dura la situación económica que vive el club. Luuk de Jong será su reemplazante.

Las últimas horas fueron una auténtica locura en las oficinas del Camp Nou. Mateu Alemany daba vueltas sin parar, los documentos no llegaban y sobre la bocina se salvó una operación que pude haber pasado a la historia como un nuevo caso David De Gea. En lo que son los primeras minutos del adiós del delantero, la postura y palabras de Laporta quedan en el aire.

 

"El mercado está empezando. Nada se está moviendo por el covid y la reducción de ingresos. Griezmann tiene mercado y hay clubs interesados y lo que hacemos nosotros es construir nuestra plantilla buscando el equilibrio financiero…Eso sí, no pueden repetirse situaciones como las de Luis Suárez, Barcelona no puede reforzar a un rival”, dejaba en claro Laporta meses atrás al ser consultados por qué pasaría con el galo.

La contradicción llega cuando el actual presidente aseguraba que no vendería Griezmann a un rival directo por LaLiga. Las salidas de David Villa y Luis Suárez fueron más que criticados por un Laporta que pegó con todo a Bartomeu por dos ventas que todavía duelen en Barcelona. Griezmann será el tercer caso de una inentendible tendencia.

Tras 102 partidos, 35 goles y apenas una Copa del Rey, Antoine Griezmann deja Barcelona con más pena que gloria. El francés nunca pudo brillar como lo hiciese en una capital española donde ya celebran su regreso. Ese salario de 31 millones hacía inviable su estadía en Cataluña, donde empieza a aparecer las próximas criticas a la dirigencia por volver a reforzar a un rival directo.